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POLÍTICA DOMÉSTICA 233

cicio de la caridad y de las demás virtudes. Tribu- tando gracias á Dios, diariamente, por los benefi- cios que derrama sobre los seres humanos, es muy natural que el niño dé gran importancia á esta bondad, y que desee imitarla para con sus seme- jantes: este sentimiento no puede nacer y desarrollar- se en las almas, sin hacerlas felices. ¡Tan grande es el encanto que acompaña siempre á las inclinacio- nes generosas!. El placer de satisfacerlas se au- menta con la idea de ser con ellas más agradable á los ojos de la Divinidad: la virtud consagrada por la religión sabe resistir toda prueba y aun la injusti- cia de los hombres. La justicia de Dios, que pre- mia á los que obedecen á las leyes divinas, castiga á los que las violan; pero no amenaceis con la ira de Dios á vuestros hijos. La idea de la Divinidad repre- sentada con aparato vengador, sólo produce enfa- dosas impresiones en el niño, sólo es propia para engendrar vil superstición en un espíritu débil, y resistencia criminal en un espíritu audaz. No in- timideis jamás á vuestros hijos, con los terrores de la cólera divina; pues ha habido hombres que por haber concebido una idea falsa de la ira de Dios, osaron impiamente encargarse de satisfacerla, ator- mentando á otros hombres. ¡Cuántos males horren- dos ha originado este fatal error! Desde que á Dios sele atribuyen sentimientos crueles, ¿quién pue-