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286 POLÍTICA DOMÉSTIGA

no se sienta, sino se echa en la silla; come cor los dedos y no puede evitar el poner los codos sobre la mesa; rompe ó deteriora cuanto él maneja,. pierde los objetos que se le encomiendan, no con- cluye los trabajos que se le encargan y nunca llega á tiempo, sise le llama; sus libros y cuadernos de estudio están manchados de tinta, rotos y descanti- llados por todas partes. Lo moral llega siempre á modelarse en lo físico, y el desorden se manifiesta también en la, ideas y en la voluntad, si bien es. verdad que algunos seres con dotes excelentes. se inclinan, por negligencia, á la disipación y al desaseo.

El desorden tiene cierta influencia no menos per- niciosa, aunque no tan visible, en la niña llamada. á dirigir en su día una casa, y á contribuir al bien- estar y á la prosperidad de una familia. Verdad es. que la negligencia no se hace tan manifiesta exte- riormente en las niñas, mas no puede ocultarse á la perspicacia de la madre ó de cualquier observa- dor. ¿Quién no ha visto en una mañana el nota. ble contraste que dos hermanas suelen ofrecer? Una. de ellas, levantada desde muy temprano, está ya vestida y peinada, tiene arreglada su habitación, se-