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330 POLÍTICA DOMÉSTICA

falso; nadie sabrá vigilar 4 mi hija, como estos ojos. que nunca han dejado de observarla; nadie, nadie en el mundo tendrá para ella un corazón dispuesto á conmoverse hasta el llanto, temiendo encontrarla con lo que ella no deba tener. El buen natural de mi María la preservará, estoy casi segura de ello; mas en la edad en que empieza á sentir de modo: diverso de como niña sentía, oirá, pensará y dirá multitud de cosas que habrán comenzado lejos de mí, sin que ella procure comunicármelas; adquirirá muchas ideas, respecto á las cuales su primer cuida- do será ocultármelas. Micorazón se destroza cuan- do pienso en esto, y no se destroza por mí sola. ¿Qué fuerza, qué apoyo le quedará á mi pobre niña, si llega á perder el hábito y la necesidad de confiarse á su madre?

En fin, nuestro deseo es casarla en este pueblo, y que no se separe de nosotros, si esto es posible. ¿Deberemos enviarla á buscar en otra parte gustos y habilidades, de los cuales no sabrá qué hacer des- pués en este pueblo, ó será conveniente renunciar á nuestro proyecto? He aquí una cuestión dificil y compleja, sobre la cual los consejos de usted serán de gran valor, tanto para mi esposo como para mí. Él no ha tenido con tanta frecuencia como yo el placer de conversar con usted, pero está poseido de profundo respeto hacia usted, y me' ha dicho: «Una.