POLÍTICA DOMÉSTICA 37
que no supiera reconocer esta elevada parte de los sentimientos, estaría condenada á perecer, cuales- quiera que fuesen su poder y riqueza.
A más de eso, Ia exaltación está muy distante de ser indispensable en el sentimiento del amor, que se acomoda maravillosamente á todas las situacio- nes de la vida y á todos los caracteres humanos. Apacible en los corazones sencillos, puede ser apa- sionado sin desórden en las almas enérgicas, herói- co, contemplativo y algunas veces religioso; puede nacer en un instante, ó resultar de una larga fami- liaridad, y, aun sin esta circunstancia, permanecer puro y fiel.
Cualquier que sea Ia forma con que se presente el sentimiento del amor, no hay que desentenderse de él, porque si su presencia es temible, su ausencia no lo es menos. Bueno será que ojos vigilantes y ma- nos protectoras separen de la imaginación juvenil el peligro de las pasiones novelescas; mas no convie- ne sacrificarlo todo á los consejos de una razón seca y rastrera.
La pasión conyugal, que comunmente es signifi- cada por una frase tan ingeniosa como fina, no dura mucho tiempo; pero esta circunstancia tiene explica- ción: porque si es necesario que cada cónyuge, para entrar en las grandes obligaciones de la familia, sea fuertemente atraido á ella, importa mucho que
