POLÍTICA DOMÉSTICA 39
paz de los sepulcros; la otra es la expansión armo- niosa de todas las facultades de un ser sensible y racional, la alegría íntima, profunda y permanente que el ejercicio de una actividad saludable y la satisfacción de las necesidades legítimas proporcio- nan al alma.
Ya lo hemos dicho: de todos los sentimientos humanos, el amor conyugal es el que más satisface la gran necesidad de vivir y apoyarse en otro ser; y por consecuencia, el que mejor puede cimentar la felicidad y llenar el vacío de la solteria en el hogar doméstico.
Gracias á la unión legal y legítima de dos existen- cias, la Vida adquiere por modo conveniente más solidez; pues apoyado un hombre, ó una mujer, en un ser querido, Cree vivir mejor, quiere vivir mucho, y esto es un gran bien.
Confesamos, sin embargo, que esa solidez suele ser más aparente que efectiva, y que ella, como mu- chas de las cosas que suceden debajo de las estre- llas, es á menudo una ilusión.
Pero todo el mundo dice que el hombre necesita tener ilusiones, y no falta quien invite á buscarlas en la vida novelesca. La verdad es que las ilusio- nes se encuentran la vida real, y nadie puede de- sentenderse de ellas ni un sólo instante. Hay quien, para descansar durante su ancianidad, edifica una
