POLÍTICA DOMÉSTICA 51
existencia y comprometen Ia felicidad íntima del nue- vo hogar; pero fácil es evitar este escollo, tenien- do buen carácter y recto sentido.
Desde el primer día, la recién casada debe ser, por medio del ejemplo, la directora de todos Ios que dependen de ella; y así, sin ejercer presión al- guna, podrá hacer que contraigan hábitos de orden y laboriosidad. Conociendo cada cual la tarea que le está designada, pronto se dedicará á desempeñarla con espontaneidad y buena voluntad, y aun podrá contar con horas de descanso y desaho- go, resultando de esto para la familia un bienestar que se manifiesta en el continente de todos, satisfe- chos por haber llenado sus obligaciones. De otra manera, todo es desorden y confusión, y el disgusto ‘no tarda en invadir la casa, llevando consigo el mal humor y el descontento.
Otro género de atenciones, que concierne especial- mente á la mujer casada, y que exige de ella buen juicio y gran prudencia, consiste en la inversión de la parte de los recursos domésticos destinada á los gastos ordinarios de la casa.
Toda mujer inteligente y previsora sabrá fijar é in- vertir una suma de dinero, que sea término medio entre lo absolutamente necesario y lo que debe con- cederse á las exigencias de un lujo mantenido en justos límites. También sabrá arreglar minuciosa-
