POLÍTlCA DOMÉSTICA 67
dre de la patria, y este título es más augusto que el de los héroes.
Y aun á la misma PATRIA, ¿porqué se le ha dado este bellísimo nombre, cuya etimología se deja co- nocer tanto, sino porque es la sociedad de los padres de familia, y por ser imagen de la autoridad tutelar y del bénefico poder del gobierno paternal?
La gravedad romana ¿qué nombre creyó deber dar á los patricios que tomaban asiento en aquel ilustre Senado, cuya magestad impulsó á un antiguo á decir que a sus ojos parecía como una asamblea de reyes? La historia nos lo enseña: se les llamada padres conscriptos.
La memoria de los antiguos patriarcas ¿no es una de las más venerables que los hombres conservan? ¿Hubo nada más noble en la humanidad que el pa- triarcado? ¿No era el poder patriarcal, en las prime- ras familias benditas de Dios, la imagen de la gran- deza y de la beneficencia divina? El patriarca, en los sencillos ejercicios de la vida pastoril, era á la vez padre, pontífice y rey; tenía por reino á su familia, por súbditos á sus hijos y nietos, hasta la tercera ó cuarta generación, y reinaba entre ellos soberana- mente.
