POLÍTICA DOMÉSTICA 77
dre y á su madre, les está sometido como á los señores de su vida.
Hijos, obedeced en el Señor á vuestros padres, porque esto es justo.
Dios es quien ha impreso al padre un carácter que impone respeto á los hijos, y ha afirmado sobre ellos la autoridad de la madre
El que honra á su padre será colmado de alegría en sus hijos, y Dios le oirá sus oraciones. Que vuestro respeto hacia Vuestro padre se muestre, pues, en vuestras acciones, en vuestras palabras y en toda Vuestra paciencia.
Seréis igualmente recompensados, si soportáis los defectos de vuestra madre.
Desgraciado del que maldice á su padre y á su madre: la antorcha de la vida se apagará eternamen— te para él.
Hijo mio, guarda los mandamientos de tu padre y no abandones las Iecciones de tu madre. Ténlas grabadas sobre tu corazón y pendientes de tu cue- llo para que te acompañen cuando andes, vigilen en torno. tuyo cuando reposes, y las halles al despertar.
El hijo sabio es el regocijo de su padre, y el insen- sato causa la tristeza de su madre.
Honrad á vuestra madre durante toda su vida, y no olvidéis jamás cuántos dolores sufrió y á cuántos peligros estuvo expuesta cuando os llevaba en su seno.