POLÍTICA DOMÉSTICA 83
las heridas que la rigidez imprudente les hace, y «que á veces les inclina á la misantropía.
Las personas bastante experimentadas en las agi- taciones de la vida, saben hasta qué punto las im- presiones recibidas en la niñez ejercen influencia perseverante sobre el destino ulterior; de aquí, más «de una vez, la melancolía que exagera los dolores de la vida, que alimenta desconfianza ilimitada aun hacia el amigo más leal, y que impide al corazón abrirse á las mejores impresiones.
Esa tendencia se arraiga cada día más, sin que nadie advierta el daño que ella produce, pues el jefe de la familia, absorbido por mil cuidados, por el manejo de sus negocios y por las atenciones de la vi- da pública, no percibe los síntomas de un mal que rara vez busca confidentes para procurarse consue- los. Por otra parte los hombres suelen ser muy distraidos, respecto á las manifestaciones de la vi- da del corazón, y, ordinariamente, solo miran hacia las cosas exteriores, á menos que un interés ur- gente despierte curiosidad en ellos.
Las mujeres, por el contrario, tienen aptitud espe- cial para adivinar secretos de los corazones, y pueden por lo mismo trabajar más eficazmente en calmar las agitaciones y las ansiedades; su misión es dulci- ficar la severidad del poder paterno, hacer compren- der los deberes para con el padre de familia, explicar
