Ir al contenido

Página:Tradiciones peruanas - Tomo III (1894).pdf/69

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
63
Ricardo Palma

DOS PALOMITAS SIN HIEL

(A Domingo Vivero) Doña Catalina de Chávez era la viudita más apetitosa de Chuquisaca.

Rubia como un caramelo, con una boquita de guinda y unos ojos que más que ojos eran alguaciles que cautivaban al prójimo. Suma y sigue.

Veintidós años muy frescos, y un fortunón en casas y haciendas de pan llevar.

Háganse ustedes cargo si con sumandos tales habría pocos aritméticos cristianamente encalabrinados en realizar la operación, y en que nuestra viuda cambiase las tocas por las galas de novia.

Pero así como no hay cielo sin nubes, no hay belleza tan perfecta que no tenga su defectillo; y el de doña Catalina era tener dislocada una pierna, lo que al andar la daba el aire de goleta balanceada por mar boba.

Como diz que el amor es ciego, los aspirantes no desesperanzados afirmaban que aquella era una cojera graciosa, y que constituía un hechizo más en dama que los tenía por almudes y para dar y prestar; á lo que