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Página:Tradiciones peruanas - Tomo II (1894).pdf/103

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Ricardo Palma

dado el escándalo, era preciso que en el Puente se ostentase una obra cuyo mérito hiciese olvidar la falta del hombre para adinirar el genio del artista. Y con esto, su excelencia giró sobre los talones y tomó el camino de la puerta.

Cinco meses después, en 1738, celebrábase en Lima con solemne pornpa y espléndidos festejos la colocación sobre el arco del Puente de la estatua ecuestre de Felipe V.

En la descripción que de estas fiestas hemos leido, son grandes los encomios que se tributan al artista. Desgraciadamente para su gloria, no lo sobrevivió su obra; pues en el famoso terremoto de 1746, al derrumbarse una parte del arco, vino al suelo la estatua.

Y aquí queretnos consignar una coincidencia curiosa. Casi á la vez que caía de su pedestal el busto del monarca, recibióse en Lima la noticia de la muerte de Felipe

V

á consecuencia de una apoplejía fulminante, que es como quien dice un terremoto en el organismo.

III

DE CÓMO UNA ESCULTURA DIÓ LA MUERTE AL ESCULTOR

Los padres agustinianos sacaban, hasta poco después de 1824, la cólebre procesión de Jueves Santo, que concluía, pasada la media noche, con no poco barullo, allaraca de viejas y escapatoria de muchachas. Mas de veinte eran las andas que componían la procesión, y en la primera die ellas iba una perfecta imagen de la muerto con su guadaña y demás me nesteres, obra soberbia del artista Baltasar Gavilán.

El día en que Gavilán dió la última mano al esqueleto fueron á su taller los religiosos y muchos personajes del país, mereciendo entusiasta y unánime aprobación el buen desempeño del trabajo. El artista alcanza ba un nuevo triunfo.

Baltasar, desile los tiempos en que vivió asilado en San Francisco, se habia entregado con pasión al culto ile Baco, y es fama que labró sus me jores efigies en completo estado de embriaguez.

Hace poco lei un magnífico artículo sobre Eduardo Poe y Alfredo de Musset, titulado El alcoholismo en literatura. Baltasar puede dar tema para otro escrito que titularíamos El alcoholismo en las Bellas Artes.

El alcohol retemplaba el espíritu y el cuerpo de nuestro artista; era su ninfa Egeria, por decirlo así. Idea y fuerza, sentimiento y verdad, todo io hallaba Baltasar en el fondo de una copa Para celebrar el buen término de la obra que le encomendaron los agustinos, fuése Baltasar con sus amigos á la casa de bochas y se tomó

TOMO

II