I
Fué Mancio Sierra de Leguizamo, natural de Pinto, á inmediaciones de Madrid, un guapo soldado con todos los vicios y virtudes de su época,pero con un admirable fondo de rectitud.
Cuando Pizarro se dirigió á Cajamarca para apoderarse traidoramente de la persona de Atahualpa, quedó Leguízamo en Piura entre los pocos hombres de la guarnición. Por eso no figura su nombre en la repartición que el 17 de junio de 1533 se hizo del rescate del inca.
Al apoderarse los españoles del Cuzco y saquear el templo sagrado, cúpole á Leguizamo ser dueño del famoso sol de oro; pero tal era el desenfreno de esa soldadesea, que aquella misma noche jugó y perdió á un golpe de dados la valiosísima alhaja. Desde entonces quedó como refrán esta frase que se aplica á los incorregibles: Es capaz de jugar el sol por salir.
Sin embargo, siempre que el cabildo del Cuzco le honraba con una vara de regidor, olvidaba su pasión por el juego. En punto á moralidad, Mancio Sierra podía entonces ser citado como ejemplo; pero cuando dejaba de ser autoridad, volvía á manosear la baraja y á dar rienda suelta á su antiguo vicio.
Leguizamo evitó comprometerse en las contiendas civiles, y á esta conducta mañosa y prescindente debió acaso ser el único de los conquistadores que no tuvo fin trágico. Como él mismo lo dice en su testamento, fechado en el Cuzco el 13 de septiembre de 1589, con él moría el último de los compañeros de Pizarro. En ese curioso documento, que corre en la Crónica agustina y del que Prescott publica un trozo, Leguizamo enaltece el gobierno patriarcal de los incas y las virtudes del pueblo peruano, dejando muy malparada la moralidad de los conquistadores.
Leguízamo murió de médicos (ó de enfermedad, que da lo mismo) y tan devotamente como cumplía á un cristiano rancio; pues la Parca cargó con él cuando contaba ochenta eneros, largos de talle.
Mancio Sierra de Leguizamo, según aparece del primer libro del cabildo ó ayuntamiento del Cuzco, fué uno de los cuarenta vecinos que en 4 de agosto de 1534 hicieron á la corona un donativo de treinta mil pesos en oro y trescientos mil marcos de plata. Consignamos esta circunstancia para que el lector se forme idea de la riqueza y posición á que había alcanzado en breve el hombre que un año antes jugaba el sol por salir.
En la distribución de terrenos ó solares, consta asimismo de una acta que existe en el citado libro del cabildo que á Leguizamo le asignaron uno de los mejores lotes.