Personaje de tanto fuste tuvo por querida nada menos que á una Austa ó princesa de la familia del inca Huáscar; y de estas relaciones nacióle, entre otros, un hijo, cristianado con el nombre de Gabriel, al cual mancebo estaba reservado ser, como su padre, el creador de otro refrán (1).
II
Había en el Cuzeo por los años de 1591 una gentil muchacha, Ilamada Mencía, por cuyos pedazos bebían los vientos, no sólo los mancebos ligeros de cascos, sino hasta los hombres de seso y suposición. Natural era que el joven D. Gabriel de Leguizamo fuera una de las moscas que revolotearan tras la miel, y tuvo la buena ó mala estrella de que, para con él, Mencigüela no fuese de piedra de cantería.
Pero era el caso que D. Cosme García de Santolalla, caballero de Calatrava y á la sazón teniente gobernador del Cuzco, era el amante titular de la muchacha, gastándose con ella el oro y el moro para satisfacer sus caprichos y fantasías.
Con razón dice el romance: «El amor es una cosa (Dios nos libre y Dios nos guarde) que hace perder los sentidos al que los tiene cabales.» No faltó oficioso que tomara á empeño quitar á D. Cosme la venda que le impedía ver, y no fué poca la rabia que le acometió al convencerse de que tenía adjunto ó coadjutor en sus escandalosos amores, Paseaba una tarde el Sr. de Santolalla, seguido de alguaciles, por la plaza del Cuzco, cuando D. Gabriel, al doblar una esquina, se dió con su señoría sin haber manera de esquivar el importuno encuentro. Sonrióse burlonamente el joven y, haciéndose el distraído, pasó calle adelante sin siquiera llevar la mano al ala del chambergo. Á D. Cosme se le subió la mostaza á las narices, y gritó: —¡Párese ahí el insolente, y dése preso!
Y á la vez los corchotes, gente brava cuando no hay peligro que correr, se echaron sobre el indefenso joven diciéndole: —Date, chirrichote, date!
D. Gabriel alborotó y protestó hasta la pared del frente; pero sabida (1) El distinguido escritor boliviano D. José Rosendo Gutiérrez publicó en 1879, en la Revista peruana, un interesante artículo sobre Mancio Sierra de Leguizaino, en el cual figura íntegro el famoso testamento.