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Página:Tradiciones peruanas - Tomo II (1894).pdf/40

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Tradiciones peruanas

hizo la visita de la diócesis, encontró la iglesita de ese pueblo tan desprovista de útiles, que obsequió al cura alba, casulla y cáliz.

Esta prenda no debía permanecer en un obscuro lugarejo de la sierra, y el Sr. Cartagena ofreció por ella al cura quinientos pesos. El digno párroco resistió enérgicamente á la tentación.

Mas, corriendo los años, llegó uno de abundantes lluvias, y el techo de la iglesia vino al suelo. El pobre cura emprendió viaje á Lima, buscó al Sr. Cartagena y entre lágrimas y sollozos le pidió la suma que antes había ofrecido por el cáliz, pues necesitaba de esa limosna para impedir que la iglesia de su pueblo acabase de derruinbarse. El Sr. Cartagena aceptó con júbilo la propuesta, bajo la condición de hacer por sí todos los gastos que la refacción del santuario demandase, proveyéndolo de otro cáliz y de ornamentos nuevos.

Poco más de tres mil pesos le costó el cáliz de Santo Toribio.

Tal es la historia del cáliz que actualmente es propiedad del ilustrísimo arzobispo de Berito y obispo de Huánuco.