LOS AZULEJOS DE SAN FRANCISCO
TRADICIÓN EN QUE SE PRUEBA QUE NI ESTANDO BAJO LA HORCA
HA DE PERDERSE LA ESPERANZA
I
Sepan cuantos presentes estén, que la muy justificada y Real Audiencia de esta ciu dad de los reyes del Perú ha condenado á sufrir muerte ignominiosa en la horca á Alonso Godinez, natural de Guadalajara en España, por haber asesinado á Marta Vi.
Iloslada, sin temor á la justicia divina ni humana. ¡Quien tal hizo que tal paguel Sirva todos los presentes de lección para que no lleguen á verse en semejante trance. ¡Puso á la justicial Tal era el pregón que á las once de la mañana del día 13 de noviembre de 1619 escuchaba la muchedumbre en la plaza Mayor de Lima. Frento á la bocacalle del callejón de Petateros levantábase la horca destinada para el suplicio del reo.
Oigamos lo que se charlaba en un grupo de ociosos y noticieros, reunidos en el tendejón de un pasamanero.
—¡Por la cruz de mis calzones, que guapo mozo se pierde—decía un mozalbete andaluz bien encarado—por culpa de una mala pécora, casquivana y rabicortona. ¿Si creerá este virrey que despabilar á un prójimo es como componer jácaras y coplas de ciego?