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Página:Tradiciones peruanas - Tomo II (1894).pdf/72

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Tradiciones peruanas

nes habían dejado mano sobre mano á un infeliz arriero. En cuanto á éste, cansado de pesquisas y de entenderse con el corregidor y el alcalde y los alguaciles, comenzaba á desesperar de que Santiago se tomase la molestia de hacer por él un milagro. enando en la mañana del cuarto día se le acercó un mestizo y le dijo: —Véngase conmigo, compadre, que su morced D. Antonio López Quirós lo necesita.

El arriero no conocía al maestre de campo más que por la fama de su caudal y por sus buenas acciones y larguezas; así es que, sorprendido del llamamiento, dijo: —¿Y qué querrá conmigo ese señor? Si es asunto de transportar metales, excusado es que lo vea.

—Véngase conmigo, compadre, y déjese de imaginaciones, que lo que fuere ya se lo dirá D. Antonio. Despabílese, amigo, que al raposo durmiente no le amanece la gallina en el vientre Llegado el arriero á casa de Quirós, encontró en la sala al mendigo de las gradas de San Lorenzo, quien lo abrazó afectuosamente y le dijo: —Herinano, tanto he pedido á Santiago apóstol, que ha hecho el milagro, y con usura. Vuelvase á su casa y hallará en el corral, no veinte, sino cuarenta mulas del Tucumán ¡Ea! A trabajar..... y constancia, que Dios ayuda á los buenos.

Y esquivándose á las manifestaciones de gratitud del arriero, dió un portazo y se encerró en su cuarto.

Aquel viejecito era Quirós.

«Vestía habitualmente en Potosí — dice un cronista—calzón y zamarra de bayeta, capa de paño burdo y toscos zapatos, no diferenciándose su traje del de los pobres y trabajadores.»

III

¡DIOS TE LA DEPARE BUENA!

Asegura Bartolomé Martínez Vela en sus Anales, que el maestre de campo López Quirós pretendió merecer de su majestad el título de conde de Incahuasi, y que su pretensión fué cortésmente desechada por el rey.

Paréceme que si entre ceja y ceja se le hubiera metido al archimillonario obtener, no digo un simple pergamino de conde, sino un bajalato de tres colas, de fijo que se habría salido con el empeño. ¡Bonito era Carlos

II

para hacer ascos á la plata! Bajo su reinado se vendieron en América por veinte mil duretes más de sesenta títulos de condes y marqueses. Precisamente