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Página:Tradiciones peruanas - Tomo II (1894).pdf/90

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Tradiciones peruanas

rrigoicoerrotaberricoechea, viuda de un vizcaíno empleado en el real Estanco, se había establecido en Huacho en compañía de su hija Eduvigis, muchacha capaz de sacar de sus casillas al mismísimo San Jerónimo, y de hacerle arrojar á un pozo la piedra y la disciplina con que se atormentaba en el desierto.

No osaré jurar que aquella noche había encendido Eduvigis una candelilla á San Juan para que la favoreciese con un quebradero de cabeza; pero sí que la chica se encontraba aún despierta y vestida á media noche, y que se asomó al ventanillo apenas oyó los acordes de una guitarra, manejada con mucho rumbo y salero. De seguro que el de la serenata no cantaría coplas como la que oímos á un galancete de villorrio: «Cuando doblen las campanas no preguntes quién murió; porque, ausente do tu vista, ¿quién ha de ser sino Pepe González?» sino tan salerosas é intencionadas como esta: «El amor que te tengo lo he confesado, y el confesor me ha dicho que no es pecado; que es natural quererse ellos y ellas por caridad.» Seguidilla va y seguidilla viene, el cantor llevaba trazas de esperar á que despuntase el alba para poner punto á las ponderaciones y extremos do su amor; pero vino á aguar la fiesta el ruido estrindente de un bofetón y una voz catarrienta que decía: —¿Te gustan villancicos, descocada? Pues sábete que rondador que te requiera de amores ha de entrar por la puerta sin escandalizar el barrio.

¡Charquito de agua, no serás brazo de mar!

Y semejante á las brujas de Macbeth, asomó por el ventanillo un escuerzo en enaguas, con un rostro adornado por un par de colmillos de jabalí que servían de muletas á las quijadas, como dijo Quevedo.

—;Arre allá, señor de los ringorrangos, dominguillo de higueral, y vaya vnesa merced á trabucar el juicio á mozas casquilucias y de menos trastienda que mi hija!

No sabemos si el susto que le inspiró tan infernal aparición ó una ráfaga de viento arrancó al galán el embozo, y á la escasa luz que salía por el ventanillo reconocieron la asendereada Eduvigis y la furiosa viuda de Iturriberrigorrigoicoerrotaberricoechea al personaje de quien hablaremos en capítulo aparte.