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Página:Tradiciones peruanas - Tomo II (1894).pdf/91

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Ricardo Palma

IIIPor la misma época en que doña Angustias y su hija se establecían en Huacho, llegó al lugar un mancebo de veinticinco años, buen mozo, do aire trubán y picaresco y que probó ser hombre de escasos haberes, pues arrendó un miserable tenducho en el que estableció una humildísima cigarrería. La curiosidad de los vecinos no dejaba en reposo al forastero, quien, dicho sea de paso, no gustaba de poca ni mucha conversación con los huachanos. Un mozo tan nada amigo de amigos tenía que ser la comidilla de la murmuración.

Una tarde llegaron dos viejas á la tienda, y después de comprar cigarros se propusieron meter letra con el forastero, y entre otras preguntas, más ó menos impertinentes, hubo las que consigna este diálogo.

—¿Y desde dónde ha venido usarced?

—Desde el Purgatorio.

La interpelante dió un salto, imaginándose que era ánima en pena quien en realidad había residido en un frigidlísimo mineral de Cajamarca llamado Purgatorio. Repuesta de su espanto la curiosa vieja, aventuró otra pregunta.

—¿Y qué piensa usarced hacer en Huacho?

—Cigarros y diabluras.

Nueva sorpresa para las viejas.

Y qué edad tiene?

—La del demoniol—contestó fastidiado D. Dionisio.

Aquí las viejas se santiguaron y salieron á escape de la tienda. Las contestaciones del cigarrero corrieron de boca en boca con notas y coImentarios, llevando á todos los ánimos la convicción de que el forastero era por lo menos herejo y que el mejor día tendría Huacho la visita de algún comisario de la Santa. Contribuyó también á que el vecindario lo mirase como huésped peligroso la circunstancia de que no le basaba la mano al padre cura ni asistía á la misa dominical, pocadillos que en aquel siglo bastaban para que un prójimo tuviese que haberselas con los torniceros de la Inquisición.

IV

Alguien dijo que la mujer es espíritu de contradicción. El bofetón, blen sonado y mejor recibido, bastó para que la chica tomara á capricho coresponder al cigarrero, y entendido se está que si no se repitió la sereData fué porque los billeticos y las citas misteriosas por la puerta falsa menudeaban que era una maravilla.

Una noche encontróse doña Angustias con que la paloma había volado del nido, y aquí fué el tirarse de las greñas y dar desaforados gritos.