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Ricardo Palma

PAN, QUESO Y RASPADURA

I

El mes de diciembre de 1824 principiaba tomando el ejército español, mandado personalmente por el virrey La-Serna, la ofensiva sobre el ejército patriota, á órdenes del bravo general Sucre, ese Bayardo de la América.

Ambos ejércitos marchaban paralelamente y casi á la vista, separados por el caudaloso río Pampas, y cambiándose de vez en cuando algunos tiros. El jefe español se proponía, ante todo, cortar la comunicación de los patriotas con Lima, á la vez que forzar á éstos á descender al llano abandonando las crestas de Matará.

Sucre, comprendiendo el propósito del enemigo, se apresuró á ganar el día 3 la quebrada de Corpahuaico; y habían avanzado camino en ella las divisiones de vanguardia y centro, cuando la retaguardia fué bruscamente atacada por las tropas de Valdez, el más inteligente y prestigioso de los generales españoles. Los patriotas perdieron en esa jornada todo el parque, uno de los cañones que formaban su artillería y cerca de trescientos hombres. El desastre habría sido trascendental si el batallón Vargas, mandado por el comandante Trinidad Morán, no hubiera desplegado heroica bizarría, dando con su resistencia tiempo para que el ejército acabase de pasar el peligroso desfiladero.

¡Triste burla de la suerte! Treinta años después, el 3 de diciembre de 1854, el general D. Trinidad Morán era fusilado en la plaza de Arequipa, en el mismo día aniversario de aquel en que salvó al ejército patriota y con él acaso la independencia de América.

El 8 las tropas realistas, ocupando las alturas de Pacaicasa y del Cundurcunca (cuello de cóndor), tenían cortada para los patriotas la comunicación con el valle de Jauja. Los independientes tomaban posiciones primero en Tambo-Cangallo, después en el pueblecito de Quinua, á cuatro leguas de Huamanga, y finalmente á la falda del Cundurcunca. Retirarse sobre Ica ó retroceder camino del Cuzco era, si no imposible, plan absurdo.

El ejército del virrey se componía de doce batallones de infantería,