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El vaso roto

Al vaso en que agoniza esta verbena
Un golpe de abanico estremeció;
Debió el golpe sutil rozarlo apena
Pues que ruido ninguno se escuchó.

Mas la leve invisible rasgadura
De una marcha continua, siempre igual,
Con su fina, constante mordedura
Lentamente rodeando fué el cristal.

El agua destiló gota por gota,
La savia de la flor se extingue ya,
Pero, la oculta herida nadie nota:
¡El vaso no toqueis, que roto está!