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El verbo


Era casi el mediodía. Allá lejos—el rio sonreía como en los bellos años.— Aplacábanse del corazón los afanes — en aquel inmenso candor cristiano,— y entonces vi la orilla del Jordán,— y á Jesús resplandeciente en la roja penumbre — cual llama que se inclina, y á Juan — esparcir el agua sobre la cabeza sobrehumana.— Asi caminando por la margen del río — sagrado (no sé qué muda bondad en el sol — aspiraba el mundo), el árbol y el arbusto — me eran fraternos. Y en tal suave fulgor—y en tal silencio oímos la palabra:— Es menester cumplir todo lo justo.