Página:Traducciones - Leopoldo Díaz (1897).pdf/90

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
— 84 —

flores silvestres y confunden sus sombras, en sus márgenes están dormidas ninfas y doncellas; algunas han abandonado la fresca cañada y al lado de la abeja han buscado el reposo. Despiértalas, doncella mía, en brezal y llanura vuela, respira sobre sus en sueños, respira dulcemente al oído el ritmo musical que se durmieron para oir, pues ¿qué puede despertar tan pronto á un ángel cuyo sueño le ha vencido á la luz de la fría luna, como el encanto que resistir no puede ningún sueño producido por arte de magia, el rítmico verso que con su arrullo el alma adormece?


Espíritus que vuelan, y ángeles que aparecen, mil serafines del Empireo se lanzan, bellos ensueños que revoletean aún al empezar su soñoliento vuelo. Serafines en todo menos el "Saber" la vivísima luz que cayó refractada, traspasando tus límites allá lejos. ¡Oh muerte! de los ojos de Dios sobre aquella estrella: dulce fué ese error, más dulce aún esa muerte: dulce fué ese error, aunque para nosotros el aliento de la ciencia empañe el espejo de nuestros goces. Para ellos fuera el Simún, y destruiría, pues ¿qué les importa saber que la verdad es mentira, ó que la dicha es angustia?