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La unión de las mareas, que algunas veces llegan hasta este punto, han formado algunos pantanos, que ofrecen dificultades para cruzarlos, pero pronto los pasamos, y con la llegada de la tarde suspendemos el trabajo, a unas seis millas de la isla Pavón, trayecto suficiente para el primer día.

En los parajes por donde hemos cruzado hoy, el fondo del río lo componen unas veces capas de cascajo, esto es, cuando el hilo de la creciente los baña, pero cuando, a la inversa, forma remansos, se ve arena mezclada con arcilla muy fangosa. En este lugar, el ancho del río mide 300 metros más o menos y no varía visiblemente, donde las costas son bastante elevadas, para que la inundación no las cubra; en los bajos el ancho es sumamente variable.

Las mesetas inmediatas se aproximan, enangostando el valle; el gran bajo, que se extiende al N. O. de la isla Pavón, desaparece gradualmente, y en el lado este, la primera meseta que se desprenda, desde más al sur de dicha isla, se ha unido con la que se divisa en frente de ella, y forma un primer escalón bastante elevado, que hace que cese la diferencia que se notaba, en la altura de ambas costas. El suelo es arenoso, arcilloso, y cubierto casi completamente de cascajo; grandes cantidades de arbustos de hojas de colores distintos, armonizan el paisaje, y entre ellos, manchones con pasto amarillento de penachos plateados le dan cierta apariencia metálica que alegra el suelo. Este está surcado por infinidad de pequeñas sendas de guanacos, que facilitan la marcha a pie, pues los Cactus, las espinas de los arbustos y la fabulosa cantidad de cuevas de Ctenomys, cansan y maltratan cruelmente al caminante.

Una pequeña bahía nos proporciona lugar seguro donde amarrar la embarcación, y la gran cantidad de arbustos, que hay aquí, pues este es uno de