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bastante leña para pasar cómodamente la noche que se presenta muy fría.

Marzo 18.—Volando por sobre las aguas del río llegamos hasta frente al punto donde había descubierto los fósiles, y a fuerza de pico, extraigo gran parte del cráneo del gran paquidermo. Varios restos de otros animales que recojo, me parecen pertenecer a la capa superior del terciario inmediato a la formación glacial.

Pasamos el cerro «Tres de Febrero», no siguiendo el cauce del río, sino por entre las islas de la margen derecha; el bote tiembla con el choque repetido del agua, y el ruido, semejante al que produce una pila eléctrica en acción y que resulta del roce del agua en los costados de la embarcación aumenta de tal manera que impresiona; es difícil remar; la gran velocidad de la marcha apenas lo permite, y el menor obstáculo nos perdería a todos.

Nuestro campamento en la quebrada basáltica está cubierto por el agua; únicamente se distingue la parte superior del cairn que elevamos para señalar nuestro paso. Nos anochece frente a la meseta desnuda; la lluvia empieza a caer sobre el pequeño rincón que hemos elegido y lo convierte en un pantano.

Marzo 19.—A las 5 a. m. aún oscuro, continuamos la marcha, sin parar; la crepitación del bote por efecto de la corriente se siente más fuerte que ayer. El paradero de Chickerook-aiken está inundado y el río tiene hoy en sus inmediaciones hasta cerca de 500 metros de ancho; en algunos puntos la fuerza de la corriente es tan grande que levanta olas, y ha habido momentos en que no obedeciendo el bote al timón provisorio, ha continuado descendiendo sin dirección a merced de las aguas, dando vuelta como si fuera vacío y abandonado.

A las once embicamos en el punto donde había-