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tranquilizado por de pronto, i él habria ganado tiempo para pedir a Chiloé la escolta de que habla Olivarez.

Es significativo el juicio que emite Moraleda sobre las causas de la destruccion de la mision de Nahuelhuapi. Dice que fué orijinada por la abundancia de ganados que tenian los misioneros, incitando la miseria i codicia de los indios, i cita como ejemplo análogo el saqueo de la mision de Rio Bueno en 1792 [1]. Los cuncos asesinaron en esta ocasion al padre franciscano Fr. Antonio Cuzco (o Cuscoa) i otros doce españoles (?) con el único objeto de robar la copia de ganadera i aprovecharse de sus sementeras. Moraleda no estrañaba pues el triste fin que cupo a la mision de Nahuelhuapi, i atribuia con mucha propiedad "estos pasajes repetidos en todos tiempos a la natural perfidia, propension al robo, embriaguez i cobardia, que forman el carácter distintivo de todo indio".

Consumada la ruina completa de la mision, se ofrecia a los superiores de la Orden la cuestion relativa al partido que habria que tomarse con respecto a ella. Al considerarla no podian ménos de reconocer que era mui difícil mantenerla; que el resultado obtenido en la conversion de los indios no habia correspondido ni a las esperanzas concebidas ni a los sacrificios hechos; i finalmente que, despues de los atroces crímenes cometidos, seria indecoroso i casi imposible reanudar con sus hechores relaciones de mútua confianza. En vista de estas consideraciones, la Orden resolvió suspender la mision, quedando ésta despues de la muerte de Elguea enteramente abandonada i sin que por de pronto se hubiese vuelto a visitar.

Los hermosos campos de Nahuelhuapi, que nos han quedado tan familiares por los trabajos de los ilustres misioneros Mascardi, Laguna i Guillelmo, volvieron al dominio de la soledad i de la barbarie. Mas tarde, a fines del siglo, los volvió a pisar Menendez, renovando los recuerdos de sus antecesores i haciendo concebir esperanzas de una nueva fundacion, que no alcanzó a efectuarse. Solo ahora vemos que colonos emprendedores, entre ellos varios salidos de Llanquihue i otras partes de Chile, se han avecindado a orillas de "la famosa laguna", iniciando una nueva i duradera era de prosperidad i de un carácter diverso de la que le habian dado los abnegados misioneros jesuitas.

Son pocos los datos, que podemos ofrecer a nuestros lectores relativos al largo período que media entre la destruccion de la mision (1717) i la primera espedicion de Menendez en 1791.

Parece que por de pronto se continuó manteniendo alguna relacion entre Chiloé i los indios de ultra-cordillera. De los pormenores de un incidente que vamos a relatar se deduce que las autoridades de Chiloé

  1. Moraleda, p. 505 dice "en 1782", segun Menendez, tercer viaje, Claudio Gay i Eyzaguirre t. II. p. 231, este suceso tuvo lugar en 1792.