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bastante bien sus desiertos i arenales, no entra en detalle jeográfico alguno, de modo que es irrelevante para nuestros estudios. Los misioneros que le sucedieron, no se internaron al territorio de las pampas estériles que se estimulen hasta la "Mar del Norte", nombre que los españoles daban al Atlántico en oposicion a la "Mar del Sud", que era el Pacífico. No mencionan tampoco el valle mas risueño del rio Negro. Su internacion a esta rejion los hubiera llevado demasiado léjos del punto de su residencia. Para formarnos una idea de ella tenemos que recurrir, pues, a las esploraciones salidas del Atlántico. Ninguna de éstas alcanzó, sin embargo, hasta el mismo lago i tenemos que descender a este siglo i a nuestros dias en que el intrépido i eximio viajero D. Francisco P. Moreno se abrió paso hasta sus playas (1876). Tanta dificultad habia en todo tiempo para atravesar la larga i árida travesia que media entre aquel océano i el pié de la Cordillera.

A falta de los misioneros que, si bien reconocieron las costas, no penetraron al interior de esas comarcas infestadas por tribus nómadas de índole salvaje, ellas fueron recorridas por algunas espediciones militares.

La primera de éstas de que tenemos conocimiento es la del célebre gobernador del Rio de la Plata D. Hernando Arias de Saavedra, hijo de la ciudad de Asuncion i apellidado comunmente por abreviacion "Hernandarias". Este esforzado capitan hizo en 1605 desde Buenos Aires una entrada hacia el Estrecho en busca de los Césares, descubriendo mas de doscientas leguas i llegó por el camino de la costa a la Bahia sin Fondo, en que se forma un rio caudaloso que llamó rio Claro (hoi rio Negro). Esta bahía es la bahía i golfo de San Matias (Falkner). Es entraño que al rio Claro se le haya cambiado mas tarde su nombre por el de rio Negro, atribuyéndosele un color que no es compatible con la limpidez espresada por su denominacion primitiva. Hernandarias tuvo la mala suerte de ser vencido por los indios i caer prisionero con toda su tropa, pero logró evadirse i volver a Buenos Aires; habiendo reunido nuevas fuerzas mayores, batió a los indios i recuperó a los cautivos [1].

La segunda espedicion emprendida en 1622 fué la del ilustre D. Jerónimo Luis de Cabrera, a que hemos aludido ya arriba al relatar el viaje del padre Rosales, quien nos da las noticias mas prolijas de ella que no encontramos en los autores arjentinos. Cabrera llevaba el propósito no solo de socorrer a los sobrevivientes de las colonias de Sarmiento en el Estrecho, sino que iba tambien al descubrimiento i a la conquista para fundar a su costa una poblacion de situacion intermedia entre las colonias del Norte i el Estrecho, en conformidad al plano desarrollado por Rosales [2], al cual obedeció tambien la fundacion de Nahuelhuapi.


  1. Amunategui, Limites, t. II. p. 256 i 409, donde viene una carta orijinal de Hernandarias dada a conocer por D. Carlos Morla Vicuña.
  2. Historia de Chile, t. I, p. 40. Conquista espiritual, Amunategui, t. III, p. 81.