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Cabrera salió del Tucuman con cuatrocientos hombres i un gran séquito de doscientas carretas, llevando seis mil cabezas de ganado vacuno i una abundante provision de pertrechos. La grandiosa empresa iniciada por el valeroso capitan con elementos ton copiosos, fracasó, sin embargo, por las dificultades del terreno i la hostilidad de les pehuenches. Llegó hasta el pié de la Cordillera a la altura de la destruida Villarrica, donde el padre Rosales, quien hace cumplido honor al valor de este noble caudillo, halló "las mazas de algunas de sus carretas que marcaron el Non plus ultra que escribió en sus columnas de Hércules. Se le huyeron los guias, faltóle el bastimento i quemáronsele los carros, ropa i comida por haberse pegado fuego a la campaña, i lo que mas sintió fué haberle quitado los indios un caballo de su persona, de grande precio i de su aficion". Ellos prepararon ademas un ataque jeneral por una junta de cinco mil hombres de guerra; felizmente este no se efectuó porque Cabrera emprendió a tiempo la retirada. Se colije de la narracion de Rosales que Cabrera, habiendo dejado el grueso de su ejército en la latitud de Villarrica, hizo una avanzada, i encontró un rio grande que pasó "haciendo balsas de sus carretas". Es probable que este rio haya sido el rio Negro, pero el hecho no se puede considerar positivo. Los dotes sobre la espedicíon de Cabrera son menos exactos que los correspondientes a la espedicion a Nahuelhuapi de su contemporáneo i digno émulo D. Diego Flors de Leon, que encabeza la serie de nuestros exploradores.

Con los espediciones de Hernandarias i Cabrera cesaron por un periodo mui largo las tentativas de penetrar desde el Atlántico a la Patagonia en direccion a la Cordillera i al Pacifico. El padre Rosales notó ya la mencion que siguió por ese lado a la empresa de Cabrera i la esplica por la razon que despues de su vuelto al Tucuman "las ocupaciones resfriaron los fervores i desde aquel tiempo no ha dada aquella tierra otro D. Jerónimo Luis de Cabrera que los encienda".

Las insignificantes alusiones, ya mencionadas, relativas a la mision de Nahuelhuapi i al cacique Mancuhunai en el "Derrotero de Rojas" i en la "Relacion de Buenos Aires" son los únicos datos recojidos por el lado del Atlántico de que disponemos para la época trascurrida desde el año 1622 a 1774.

Fué la obra del esclarecido padre Tomas Falkner, dada, a luz en dicho año en la pequeña, ciudad de Hereford en Inglaterra i en idioma ingles, la, que produjo un cambio repentino i completo en los nociones jeográficas sobre el rio Negro, el lago Nahuelhuapi i la Patagonia en jeneral. Es el mismo autor cuyas observaciones sobre los indios de la Patagonia hemos aprovechado largamente.

Falkner llegó al Rio de la Plata por primera vez como cirujano de un buque de Cádiz. En un segundo viaje adoptó los hábitos de la Compañia por carecer de recursos pero sostenerse. Dice la fama que hallándose