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hacer, y a Dios que le guarde muchos años. Rio y Marzo ocho de mil setecientos noventa y uno.—Valle" [1].

Con esta carta y lo que me dijo Dn. Nicolas Lopez nos retiramos para la playa, no quedandonos mas esperanzas que el camino de la laguna de todos los Santos, el que por ahora no se puede emprender, lo uno por ser la estacion mui atrasada y estar cercano el Invierno. Lo otro por estar toda la gente estropeada, y los mas cojos, por haberseles cortado la sangre en las piernas, que totalmente les impide el andar, y otros heridos


    es mui probable que ella se consiga en el curso del próximo verano. No insistimos por ahora en analizar el estado actual de la cuestion, sino que preferimos retardar su discusion para la próxima ocasion, es decir hasta el segundo viaje, cuando Menendez se vuelva a ocupar de élla.

  1. Parece que Menendez mismo no tenia mucha esperanza en la esploracion de la quebrada del Sarjento, que habia encomendado a su colega Fr. Diego del Valle, por lo que no le tomaria de sorpresa su resultado negativo. Habiendo hecho cuatro tentativas frustradas de avance en otras tantas direcciones, sin lograr el paso por la Cordillera, se persuadió que habia que desistir por ahora, que el camino de Vuriloche se hallaba perdido i que para lo futuro quedaba solo el camino común por las Lagunas. El misterioso camino de Vuriloche mantuvo su fama de invencible ante los esfuerzos de un esplorador tan aguerrido como nuestro autor. Con todo vimos que se habria podido retirar airoso por haber quebrantado de hecho el encanto, penetrando al laberinto que guarnece el camino i levantando el velo del mítico baño entronizado en su centro. Desgraciadamente por no conocer la leyenda, no se apercibió de la importancia de su hallazgo, no estimándolo como una conquista suya ni aprovechándolo.
    La quebrada i laguna examinadas por el padre Valle permanecen desconocidas hasta la fecha; no tenemos a lo ménos ningún dato sobre su exámen en tiempo moderno.
    Se recibe la impresion que el resultado desfavorable de la esploracion de la quebrada citada dejó intimidado para siempre a este modesto religioso, porque esta es la única vez en los viajes en que acompañó a Menendez, que se adelantara para tomar en ellos una parte activa. Vemos sin embargo que el padre Valle se muestra en esta ocasion circunspecto en sus disposiciones, porque ordena que un resto de buenos víveres, que quedaban, se dejara en el campamento mas cercano para el uso de Menendez, quien habia quedado atrás, por si lo necesitara.
    La carta orijinal de Valle decia "dos gurupas de viscocho". Menendez, no creyendo sin duda, castizo este término, pretende correjir a Valle al