Página:Viajes de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi.pdf/26

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El mismo Pedro de Usauro Martinez, a quien acabamos de citar, dice que segun la tradicion una parte de los vecinos de Osorno se salvó llegando a Chiloé, i otra se retiró a las cordilleras, donde se fortificaron, defendieron i poblaron [1].

Hemos citado ya en la primera parte de este libro una mencion hecha por Moraleda de los Césares osorneses. Volveremos a ocuparnos de ellas mas adelante en el primer viaje de Menendez a Nahuelhuapi.

Habia talvez, segun vemos, un pequeño fondo o núcleo efectivo para estas creencias en la existencia de restos de algun establecimiento fundado por los vecinos de la derruida Villarrica, como lo fuera la ciudad de los Árboles que nos ha dado a conocer el señor Zeballos.

La conservacion espontánea por casi tres siglos de esos restos de una civilizacion efímera i mui poco conocida, en medio de un inmenso territorio de desolacion i de barbarie, es un fenómeno por demas curioso i digno de un estudio especial. Mientras que en otras partes del mundo los monumentos de la antigüedad, muchas veces de proporciones grandiosas, recuerden en la actualidad las fases de la historia lejendaria del hombre, poseemos aqui un testimonio de clase enteramente diversa, que sin ser monumental no es ménos durable, por ser vivo, i revela de una manera no ménos elocuente que aquuellos, la existencia de hombres civilizados, cuya historia descansa solo en la tradicion.

En resúmen, no podemos ménos de tributar a los valientes pobladores de Villarrica i Osorno, nuestra admiracion por sus obras emprendidas para, afianzar su dominio al oriente ¡le las Andes, descollando entre ellas el camino carretero a Buenos Aires i la mision del lejano lago Nahuelhuapi, la que nos interesa especialmente por ser su asiento al único punto jeográfico de situacion trasandina austral cuyo conocimiento i nombre se hayan conservado desde el tiempo de la conquista.

  1. l. c. p. 166