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SIGUE NOTA (1) DE PÁJ. 247, DIA 10 DE MARZO DE 1791

    cion del camino de Vuriloche por aquel lado, puesto que debia llevar buenos informes de personas que habian alcanzado a andarle.
    Es curiosa la descripcion dada por Menendez del lugar en que estuvo alojado Guell en el rio Peulla, punto situado algo mas abajo del ventisquero, tal vez cerca del lago para tener el recurso de la pesca. Se puede inferir que los restos encontrados allí fueran de un asiento de pueblo de indios, que mantenian relaciones con los españoles de Chiloé que en tiempo del padre Laguna comerciaban por el paso con los indios de la otra banda [n 1]. Las chaquiras i rosarios, piezas de agasajo i adorno de algún valor, nos dan que pensar sin que sea posible adivinar el objeto que tuvieran en este lugar.
    El padre Guell encontró mas adelante el típico "derrumbo" o sea el ventisquero del rio Peulla, que se le presentó bajo el mismo aspecto como el ventisquero del rio Blanco a Menendez. Se pinta bien la honda impresion que este fenómeno desconocido produjera en su ánimo, contribuyendo a aumentar el desaliento que se habia apoderado de él. Esta apreciacion errónea del ventisquero como derrumbe, es decir como fenómeno accidental, debió inducirle a la creencia que su caida reciente haya cerrado el paso, por lo que el padre, mal informado por sus taladores aburridos, tuvo que desistir de su tentativa de llegar al lago. Es sensible que este esplorador no conociera ni la verdadera naturaleza del ventisquero ni la regla formulada arriba i observada por Menendez para hallar la entrada al paso.
    Hemos llamado ya ántes la atencion sobre la importancia del dato proporcionado por Menendez sobre la fecha de la memorable espulsion de los jesuitas en Chiloé, que no se conocia antes de fijo.
    Por fin la historia del viaje del padre Guell, relatada por Menendez según testimonios auténticos, nos lleva a la consideracion de un problema, que aunque no revista gran importancia no deja de ofrecer cierto interes a los que sigan con atencion el hilo de nuestra narracion.
    Nuestros lectores recordarán que los indios del Limai contaron a Villarino, que no hacia mucho los españoles habian bajado en barcos chicos por el rio, pero que habian tenido que volverse por habérseles hecho pedazos sus embarcaciones entre las piedras [n 2].
    Por otra parte el distinguido autor M. Martin de Moussy [n 3] refiere que en 1766 el Padre Güell fué a buscar la mision del padre Mascardi en los bosques del lago (Nahuelhuapi), hizo construir allí una embarcacion que se trasladó a la isla donde encontró vestijios evidentes de un antiguo establecimiento. Pero siendo mui débil su embarcacion para reco-


  1. Véase este libro t II p. 53.
  2. Véase este libro t. II p. 126.
  3. Description geographique et statistique de la Conféderation Argentine, París. Didot Freres, 3 t. 1860, citado por Alvaro Barros, Territorios Federales p. 262.