Página:Viajes de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi.pdf/316

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caballo cargado de carne de Huanaco; pasé a verle, y me hizo las mismas preguntas que los otros. Me retiré al alojamiento y me mandó un costillar de Huanaco; pasé a su toldo a darle las gracias, le convidé con un Zigarro y Nos dimos las manos en señal de amistad y me retiré. Mientras yo estaba manteniendo conversacion al cacique Mancúuvunay el Sarjento por una parte y otros por otra sacaron de los Indios, y del otro cacique que contiguo a sus tierras, y un dia de camino poco mas están los Aucahuincas que estos dicen Aucapicun. Dormimos todos en el toldo del cacique, y para disimular el que teniamos sentinela comenzó la gente a cantar al uso de los Indios de Chiloe, y ellos correspondieron a su modo, por lo que se pasó la noche alegremente [1].


  1. La relacion del primer encuentro de Menendez con los indios fué un suceso estraordinario para las dos partes i de palpitante interes para nosotros.

    Habian pasado como setenta años desde que los indios de Nahuelhuapi habian tenido relaciones con los vecinos de Chiloé i con hombres civilizados. La jeneracion que habia presenciado la Mision ya no existia, pero indudablemente se habian conservado entre ellos algunas tradiciones sobre ella i tambien sobre las guerras antiguas con la guarnicion del fuerte de Calbuco; guardaban recuerdos de esta plaza segun acabamos de ver, mientras que el trato con Chiloé i sus autoridades se habia borrado de su memoria.

    Su sorpresa, al ver asomarse a nuestros viajeros, por sus espaldas i por un camino nuevo, fué por demas intensa; fué la misma que en condiciones parecidas esperimentaron los indios del cacique Paillacan al divisar en la orilla del rio Limai al señor Guillermo Cox despues de su naufrajio.

    Recordando al mismo tiempo las antiguas malocas, la aparicion inesperada de Menendez con algunos hombres de fusil les inspiró graves temores por estas armas que conocian a lo ménos de fama, sabiendo que necesitaban pólvora. Veremos luego que habia otro motivo mas poderoso aun de susto que fascinaba el cacique.

    Por otra parte Menendez tambien se sentia profundamente conmovido: se hallaba al frente de los indios que venia buscando a fuerza de inmensos trabajos con el fin de atraerlos a la fé cristiana; su aspecto i sus costumbres salvajes debian afectarle, como que afectan a todo hombre civilizado; es significativo lo que dice Darwin sobre la impresion que le produjo el primer encuentro con un fueguino. Ademas conociendo el