Página:Viajes de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi.pdf/321

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finjió cargar el fusil, porque ayer se les aseguró que estaba descargado. Salió un mozo a disparar, el cacique salió detras, pero con el tiro cayó en tierra de miedo.

Ya havia aclarado el dia y vinieron los caciques, y me dijeron que junto a sus tierras ay unos Picunauca o Aucapicun (la otra version dice simplemente "unos Aucas") que les van quitando sus tierras: querian que yo fuese con mi gente en su compañia a matarlos con los fusiles. Que estaban dos dias de camino, que aunque tenian fusiles no tenian pólvora y que tenian mucho miedo a nuestras armas. Respondí que a matarlos no podia ir, pero que iriamos a verlos, y que les diria que se estuviesen bien en sus tierras y que no quitasen, ni inquietasen a los Indios: y si no lo hacian así, serian castigados como perturbadores de la paz. Convinieron en ello y que yo buscase otros quatro hombres mas de los que habian quedado en la Pirahua. Despues dijo un cacique que eramos pocos, y que le parecia que yendo yo con cuarenta hombres el año que viene podriamos ponerles miedo. Que yo viniese a las tierras, que los Aucapicunches les querian quitar y con esto se acabaria la discordia que tenian. En sabiendo los Aucapicunches que los de Callvuco havian vuelto a tomar sus tierras, ya cesarian de hacerles daño y no les quitarian sus manzanos. Yo deseaba el ir por verlos, mas por no ponerlos a estos en sospecha, lo dejé para otro año si se da providencia para ello, y seria lástima no repetirla. Quedamos en que volberia otro año y me señalaron tierras en donde haviamos de vivir y lugar donde haviamos de tomar puerto, dando las señas que haviamos de hacer quando llegásemos, que son humos en la Isla.

Luego que amaneció dispuse el retirarme y todos los hombres nos acompañaron. Nos dieron caballos que los tienen mui especiales, y algunos con marca. Presumo que los robaron a unos Españoles que dicen ay al Sur, de donde acaban de venir, y dicen que han tardado tres meses en el viage: que andan bien vestidos y que no tienen armas, de que presume que la relacion de Rojas no va mui fuera de camino. Bastante trabajo me costó el llegar con el cacique, que cada paso me decia que estaba con el recelo de que yo le habia de atar. Llegamos al fin: los regalé con chaquiras, cascaveles, vizcocho y arina tostada, y tambien