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vino, y le preguntamos si iria con nosotros a Chico Buenosayres y dijo que sí, pero que aora era muy tarde, porque estaba lejos y que para volver nos lo impediria la nieve. Preguntéle si havia Sacerdotes como yo? dijo que havian dos que vivian en una casa, y luego dijo a su marido, que no havia visto como tenia yo la cabeza: Yo estaba con la capilla puesta, y díjome que la descubriese: la descubri y luego dijo Vengelu, vengelu, así, así, como está [1].

Dia 13 del mismo

Antes de las tres de la tarde ya estábamos todos en la laguna, y los que quedaron encargados de la gente, que fueron el soldado Leandro Soto, y el Miliciano Lorenzo Mella, me dijeron que por haverseles acabado la sal hicieron propio a Mancuuvunay, y al punto los socorríó no solo con la sal, sino tambien regalandolos con una oveja, a lo que le havian correspondido con llevarle harina y viscocho [2].


  1. Los espedicionarios pasaron a la ida, por la casa de esta india situada en el balseo i volvieron ahora a verla para averiguar algo mas sobre "Chico Buenosaires", poblacion nueva para Menendez, de que contaban tanto los indios.

    Fué gracioso i al mismo especialmente relevante para Menendez que esta india realmente aguda reconociera en la tonsura o corte especial de pelo, que él usaba en observancia de su regla monacal, el mismo que habia observado en dos relijiosos de El Cármen, haciendo constar de esta manera que ellos eran hermanos de su Orden. Era esta una rara coincidencia que debia darle una grata sorpresa i la prueba de que su venerable órden, que disfrutaba de una reparticion casi universal, habia penetrado a las mismas latitudes en el Atlántico que él en el Pacífico. En las relaciones de Antonio de Viedma i de otros autores sobre la costa del Atlántico de aquella época se mencionan efectivamente algunos regulares de San Francisco, que fueron talvez los que la india habia visto.

  2. Como de costumbre la vuelta de esta escursion fué mucho mas breve que la ida.

    Notamos en la "Razon de los efectos" que la pequeña cantidad de sal, que se llevó no se hallaba en proporcion con la cantidad de víveres e insuficiente para el consumo de tante jente. Esta circunstancia dió motivo al pequeño incidente relatado, que demuestra las buenas relaciones que se habian mantenido entre las dos partes durante la ausencia de Menendez. Conocemos a Lorenzo Mella de ántes; véase e. l. t. I p. 79.