Página:Viajes de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi.pdf/397

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hablaban? y dijo que no era por mal, sino que decian, que nosotros los haviamos regalado, que era razon que ellos nos regalasen. Luego fueron echando pellejos de Huanaco en un monton, y el Capitan Cona de Mancúuvunay me dió uno grande de Corzo, y otro dieron al Capitan, y el Cacique le dijo, que los otro los repartiese a su gente. Nos despedimos, y nos acompañaron hasta que nos embarcamos. Nos dieron el buen viage con mucha griteria y algazara, se dispararon algunos tiros [1], y nos pasamos a la otra vanda de la laguna.

Andan con estos Indios dos mozos de Buenosayres: el uno será de diez y ocho a veinte años; y el otro de veinte y ocho a treinta. Andan vestidos como los demas Indios, y quando nos vinieron a ver la primera vez se pintaron; pero ahora solo el


  1. La despedida dió motivo a una escena mui animada i orijinal. Ella hace recordar las primeras comunicaciones de los antiguos navegantes, como Colon i Cook, con tribus primitivas que no habian tenido contacto con las europeos, i en las que se establecia el comercio en su forma mas elemental, es decir como una feria improvisada en que cada parte entregaba sus productos en cambio de otros que recibia en el acto. En virtud de esta costumbre los indios al despedirse i procediendo de buena fé, entregaron buenas i numerosas prendas, cuando Menendez no habia aspirado a retribucion alguna de parte de ellos.

    Ellas consistieron en mantas o pieles de guanaco, que eran la presa preferida de la caza; una de ellas, destinada por distincion a Menendez i probablemente de mas mérito, era de pieles de huemul (corzo ?) que los indios iban a cazar, segun parece a la rejion de los bosques.

    Característica para la ceremonia fué "la gregueria", esa gran confusion de voces i gritos, propia de la algazara usual de sus fiestas (Medina) i análoga al "chivateo" en la guerra; ella fué mas grosera aun por los sonidos ásperos i guturales de la lengua del Sur, que Menendez compara al grito de los grajos.

    No es la primera vez que esta lengua mereció este epíteto. La espedicion enviada por el gobernador Dionisio de la Rueda, en que tomó parte el padre Montemayor i a la que nos referimos antes, dió con "los indios gaviotas llamados con ese nombre por que gritaban como esos pájaros de mar" [n 1]. Vimos tambien arriba que Usauro de Martinez comparaba el dialecto puelche del araucano, es decir él de los indios de Nahuelhuapi, "al graznido de pájaros".