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LA MISION DE CHILOÉ


Los dos viajes que preceden fueron solo episodios transitorios que no produjeron ningun cambio en la condicion de nucstra comarca que permanecia despues de ellos tan solitaria como ántes. Los viajeros posteriores los han pasado en silencio, como si no hubieran conocido estos notables antecedentes.

Los trabajos, de que vamos a dar cuenta ahora, se iniciaron por esta razon como obra nueva i espontánea. Solo se vislumbra que el mismo autor que nos guia hasta ahora, el ilustre Rosales, siendo conocedor i admirador de Nahuelhuapi, haya contribuido como provincial de la Orden de los jesuitas, para que ellos se emprenndieran.

Se trataba en esa obra nueva de un objeto diferente del de los viajes anteriores: volvió a surjir por la primera vez desde la conquista la idea del establecimiento de una mision en este punto céntrico situado al otro lado ¿le la Cordillera, desde el cual se abria el dominio del inmenso territorio de la Patagonia hasta el Atlántico al Este i el Estrecho al Sur.

Para llevar la mision a Nahuelhuapi no se ofrecía en esa época otro camino que el de Chiloé, aunque Rosales lo crereyera inaccesible [1], porque los caminos de Valdivia por Villarrica u Osorno se hallaban obstruidos por los indios i volvieron a abrirse posteriormente solo por cortas temporadas. Calbuco, la parte setentrional del archipiélago de Chiloé era de todos los puntos el mas cercano, desde donde se podia alcanzar el lago;

  1. Rosales, t. I p. 106.