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cargo de que nosotros aun no estamos poblados, que no tenemos sembrados para darles tanto como piden. Se les dió un poco de viscocho y se marcharon al parecer contentos. Estos Indios son de estatura mas que regular y buena presencia[1].

Despues de medio dia vino Cayeco, me trujo el caballo que le alquilé el año pasado y quedamos en ir a lo de Coluna y Aucas, y que Mancúuvunay nos havia de acompañar con su hijo y un cona. Dijo Cayeco que esperásemos quatro dias mientras su muger mejoraba. Espero saldremos para el dia diez y ocho, o diez y nuebe. Todos los dias estamos viendo llegar a la parte del sur de la laguna muchos Indios Huilliches.

Dia 19 del mismo

Antes de ayer vino otra vez la India con las dos muchachas y se marchó ayer a media mañana, y al depedirse dijo, que en el dia se esperaba la carta, y que en llegando harian humos para que fuesen a barquear al que la trahia. A la tarde hicieron humos junto a la playa de la laguna. Estaba todo prevenido para marcharnos oy mui temprano y por cumplir con esta gente, dejé


    Podemos deducir del uso del muchi que en Nahuelhuapi no se culti vaba el manzano, cuyo fruto habria suplantado el muchi; parece que el clima no le es favorable por lo inclemente en la altura considerable del lago sobre el mar.

  1. Estos nuevos huéspedes se mostraron medianamente intelijentes, sin duda por el trato con las autoridades i pobladores de San Julian i Santa Cruz, porque dieron al autor noticias sobre estos establecimientos lejanos, designándolos bajo su nombre i citando el de su comandante D. Nicolas Muñoz, bien que sea probablemente apócrifo.

    Se volvió a notar en esta ocasion la falta de agasajos apropiados. No debe estrañar que estos indios se mostraran algo disgustados por este motivo, porque tenian la costumbre de ser mui regalados por el gobernador Antonio de Viedma en pago de sus constantes i buenos servicios prestados a la Colonia.

    Estos indios, dada la tierra de donde venian, eran sin duda tehuelches los verdaderos i clásicos patagones, tan célebres por su estatura elevada i su jenio dócil. El ojo perspicaz de Menendez se apercibió tambien de estas particularidades. Los llama mas adelante "patagones"; como andaban juntos con los huilliches, habla en otra ocasion de los "Huilliches Patagones".