gos, nos imponen ademas por su estension uniforme casi ilimitada. Darwin dice que al contemplarlos "se apodera de nuestra imajinacion, a pesar de la falta de objetos notables, una sensacion vaga pero bien pronunciada de satisfaccion".
Hagamos votos pues que la conquista pacífica de la Patagonia, realizada a la vuelta del siglo i en el centenario de Menendez, sea no solo fructífera para su adelanto material i para el progreso de la ciencia, sino que atraiga tambien una corriente de turistas i viajeros que rindan junto con nosotros culto a las maravillas de su naturaleza.
III
El suceso de mayor trascendencia de que jamas haya sido teatro la Rejion austral es sin duda la Cuestion de límites. A causa de ella las dos Repúblicas tienen, en los postreros dias del siglo, su vista fija en esas tierras apartadas i ántes tan solitarias.
Ya en la primera parte de este libro, publicada hace mas de tres años, he invocado los "Viajes de Menendez" como un elemento valioso para apreciarla correctamente i encaminarla a una solucion pacífica i satisfactoria.
He discurrido en esa ocasion largamente sobre ella, considerándola bajo puntos de vista nuevos, en cierto modo orijinales.
Hoi dia que la ardua cuestion ha pasado a manos del árbitro i que el honorable señor Diego Barros Arana acaba de presentar su majistral defensa [1] de la interpretacion chilena del Tratado, podria aparecer escusado el tratar todavía de ella.
Sin embargo ocupando en la apreciacion de esta cuestion una posicion independiente i—me es sensible agregarlo—aislada, debo volver a tocarla al fin de este libro para indagar, si las consideraciones emitidas en su principio hayan tenido confirmacion u ofrezcan a esta hora probabilidades de tenerla en lo futuro. Con este objeto debo reanudar la cuestion en el punto en que la dejé.
- ↑ Esposicion de los Derechos de Chile en el Litijio de los Límites "El Ferrocarril" de 5 a 16 de marzo de 1899.