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El dia 25 fuí con un peon al Tronador [1]. A medida de que subia el valle, las piedras iban siendo mayores; luego llegué al pié, junto al cerro amarillo: El año 1857 no habia llegado tan cerca, me contenté entónces con tomar un poco de tierra de las barrancas a cuatro o cinco cuadras del cerro amarillo. Buscaba el orígen del Peulla; queria ver un ventisquero como en los dibujos de Lyell. Primero me encontré con unas filas o paredes de piedras que bordeaban el rio, unas sobre otras, grandes, enormes, sin mezcla alguna que las uniese, parecia que el mas lijero soplo, las iba a derrumbar: pangues y coihues habian crecido entre ellas. Pasé con mucho cuidado escalándolas y doblando hácia el S. E. Despues de una media hora, llegué a la masa amarilla de tierra y piedras regulares: nada de nieve; el Peulla salia como de la base de este cerro, me acerco mas, y cual seria mi sorpresa, al pasar un riachuelo de agua amarilla que venia del costado de este cerro, corriendo por entre su declive y las paredes de piedras que lo bordean, y ver una caverna en la extremidad cortada del cerro amarillo como de 20 varas de ancho y 10 de alto: por todas partes en la superficie exterior salian hilos delgados de agua que la cubrian como una espesa melena. Del fondo, estrepitoso y teñido, saltando por entre puntas dentadas de hielo, salia una columna de agua: era el impetuoso Peulla que se escapa de la inmensa boca del gran gigante. Algunos enormes trozos negros que yacian desparramados al lado y grietas que habia en ese frente, prometiendo otros derrumbes, y que se conocia ser de hielo, me lo esplicaron todo: me hallaba delante del gran Ventisquero del Tronador con sus mo- ----

    de este arbitrio para orientarse, lo mismo que a otros viajeros que estaban por internarse a la Cordillera austral. El autor me esplica por eso los motivos que le impidieron hacerlo.

  1. En nuestras conversaciones sobre los fenómenos de la Cordillera, que convendria astudiar, ocupaban el primer lugar los veintisqueros: eran de suyo un objeto del mas alto interes científico i de importancia capital por no haberse reconocido todavía en la rejion austral, ni aun en Chile. Por esta razon Cox hizo una escursion para visitar el ventisquero del Peulla, siendo el primer viajero que le examinó. Se esmeró por esta razon en trazar de él una descripcion mui fiel i animada. No vacilo en considerar esta como la mejor que poseamos hasta la fecha de un ventis-