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do ántes Guañauca) i los valles recónditos de la Cordillera, como Purahilla, Vuriloche i el lago del Cántaro quedaron despoblados. Los restos de los antiguos moradores hallados en nuestro tiempo en Llanquihue i otros puntos prueban que todo este territorio poseia en la época de la conquista una poblacion mas o ménos densa, que quedó estinguida, si no perlas epidemias, como señalamos antes en otro lugar [1], por esta causa no menos funesta.

Es curioso que la aficion de los guañaucanos a la borrachera, que les probó tan mal en esa ocasion, haya sido confirmada por los mismo hallazgos etnográficos hechos en nuestra época: como prueba inequívoca de ella se han encontrada en los bosques deshabitados de Llanquihue numerosas piscos, aquellas vasijas en que venia el aguardiente del puerto de este nombre situada en la costa del Perú, segun ya lo referimos al hablar del puerto de Chacao.

La triste suerte que cupo en aquel lance a los vecinos de Guañauca es una una de las pocas i mas antiguas noticias que poseemos sobre la comarca de Llanquihue, hoi asiento de una floreciente colonia basada sobre una civilizacion nueva i robusta.

Parece que las incursiones descritas siguieron durante la época de Rosales, aunque la historia no nos haya legado los datos sobre cada una de ellas. La primera que se menciona detalladamente, despues de la relatada por Enrich, se efectuó como medio siglo mas tarde en tiempo del padre Mascardi.

Hallándose él de rector en Castro, el gobernador da Chiloé, jeneral Juan Verdugo maestre de campo i uno de los militares mas favorecidos por el gobernador del reino Tomas Marin de Poveda [2], "determinó hacer una entrada a tierra del enemigo que está de la otra banda de la cordillera que es la tierra de los puelches, presumiendo que estaban rebelados contra las armas de Su Majestad. Envió por cabo de faccion al capitan Diego Villarroel, como persona experimentada en la guerra el cual tuvo tan buena suerte, que apresó alguna jente, enemiga en su parecer, i entre ella algunos caciques i personas principales, entre las cuales se cautivó una india novilísima, que llamaban la Reina,... por ser la mujer de un cacique principal,... que vivia en los confines del Estrecho de Magallanes" [3].

El caritativo Mascardi ausilió a estos cautivos, los convirtió a la fé cristiana i se convenció, que su captura era ilegal, por haber estado de paz. Penetrado de la justicia de su causa, asumió con enerjia su defensa intercediendo a favor de ellos ante las autoridades i haciendo las jestio-

  1. Fonck, Die Indier des südlichen Chile, Zeitschrift für Etimologie Berlin 1870 p. 234
  2. Carvallo l. c. t. IX p. 455.
  3. Amunátegui b. c. t. III p. 83.