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En seguida se puso en camino para dejar a la reina i los demas cautivos libertados en sus respectivas tierras de la misma manera que años ántes lo habia hecho Rosales en idéntica ocasion. Fué en este viaje, o tal vez ántes desde Nahuelhuapi, que despachó por conducto de la reina i de sus parientes a la ciudad de los Césures cartas vertidas en latin, español, italiano, griego, chileno, puelche i poya, es decir, en siete idiomas difierentes, para que los cristianos perdidos, que buscaba con tanta ansia, la entendieran sin falta alguna, i aun cuando hubiesen olvidado ya su lengua nativa, como Mascardi i Rosales temian que pudiera haber sucedido. La multiplicidad de estas lenguas nos dá una alta idea de la erudicion de nuestro viajero. Sorprende su talento que le permitió aprender en tan poco tiempo las dos lenguas indíjenas el puelche i el poya; Mascardi i Guillelmo, su sucesor no menos hábil, fueron los únicos hombres civilizados que hayan hablado estos idiomas bárbaros. Por otra parte, nos dá pena ver gastar tanto trabajo en una utopia, pero no nos debe extrañar, por cuanto aun mas de un siglo despues, en 1793, el piloto José de Moraleda llevaba por órden del gobernador de Chiloé un pliego cerrado i lacrado con el sobrescrito "Por el rei a los señores españoles establecidos al sur de la laguna de Nahuelhuapi [1]".

Como la contestacion de las cartas se hiciera esperar. Mascardi manifestó a los poyas orientales su disgusto por esta demora. Ellos se disculparon con varias escusas, haciendo valer tambien la distancia tan larga que habia que recorrer i la completa aridez del pais, condiciones que correspondian perfectamente a la verdad.

Para probar que deseaban siempre servirle "le trajeron dos indios que habian estado en la ciudad de los españoles". Ellos le dieron algunas noticias mal definidas sobre su jefe, que llaman Güinca (en araucano "español"), la ciudad i sus productos. En cuanto al camino, decian que seguia por la orilla del rio que sale del lago Nahuelhuapi hasta salir a la mar brava, i desde allí van caminando otras cien leguas hasta llegar a la vista de la isla en que viven. Podemos figurarnos, segun eso, que la isla fuera la Tierra del Fuego. Mascardi despachó por conducto de los poyas orientales nuevas cartas a los Césares [2].

En febrero de 1671 informó al gobernador de Chile i al virei del Perú sobre la acojida favorable que habia tenido de parte de los poyas i puelches. El virei Conde de Lemus, le expresó en carta del 4 de marzo de 1672 su satisfaccion i le mandó, bajo el modesto titulo de niñerias, un obsequio casi rejio de doscientos ducados en plata, varias medallas i es-

  1. Moraleda, Esploraciones Jeográfic. e Hidrográfic., Santiago 1888, p. 389.
  2. Rosales, Vida del P. Mascardi. De las dilijencias que hizo el padre Mascardi por tener noticias de la ciudad de los Cesares, i de la que tuvo de otros españoles, Amunátegui, c. III, p. 94.