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huapi. Sabemos solo que en el gran alzamiento de los indios del 8 de mayo de 1723 fué sorprendida i que los misioneros tuvieron que huir precipitadamente i a pié, sin salvar casi nada. Los pehuenches de la otra banda quisieron atentar en su furor contra las vidas de los padres, pero los indios de la localidad, que les eran afectos, los protejieron contra mayores ultrajes [1].

Por fin poco tiempo despues de la fundacion de la mision de Culé, se logró el objeto principal de estas medidas preparatorias, el restablecimiento definitivo de la mision de Nahuelhuapi. Fué obra del esclarecido P. Philipp van den Meren, llamado comunmente en Chile, traduciendo su nombre al español, Felipe de la Laguna.

El padre Juan José Guillelmo, el célebre compañero i sucesor de Laguna, ha escrito, segun Olivarez, su biografia, pero ella, si es que existe, se halla sepultada en el polvo de los archivos. Sin embargo, los datos que poseemos sobre la vida i obras del padre Laguna son mas completos i auténticos que los que nos quedan de Mascardi. Se han conservado dos cartas suyas, que nos introducen de lleno a sus primeros pasos para fundar la mision de Nahuelhuapi, pintándonos con maestria e injenuidad sus aspiraciones, trabajos i privaciones en este campo casi vírjen.

El P. Miguel de Olivarez, quien pasó algunos años en Chiloé i Nahuelhuapi justamente en la época en que florecia allí la mision, ha descrito estensamente la historia de su fundacion, marcha i estincion. Disponemos pues de un material relativamente abundante para poner en relieve la historia de este período del mayor auje de Nahuelhuapi.

El padre Laguna habia nacido en Mascardi, ciudad importante de Flandes, hoi Béljica, el 8 de octubre de 1667 (Enrich); era paisano de otro misionero distinguido de Chiloé i mencionado arriba, el P. Francisco Vargas. Llegó a Chiloé traido por el P. Miguel De Viñas en compañia de treinta i cuatro nuevos operarios para la Orden, entre los cuales se halló tambien su futuro compañero de Nahuelhuapi, el padre Guillelmo. Habiendo llegado a Santiago por la via de Buenos Aires, fué destinado desde allí en 1702 a la mision de Chiloé.

En sus viajes por el Archipiélago llegó tambien a Calbuco, donde se encontró con varios puelches de Nahuelhuapi que habian venido a pedir la amistad de los españoles i se dieron a conocer como cristianos convertidos hace años por Mascardi. Habiéndose cerciorado que poseian efectivamente nociones de la fé, trabó amistad con ellos, i ellos por su parte le instaron a que se trasladase a su tierra para fundar una nueva mision. El padre Olivarez deja entrever que las promesas de los indios no hayan sido talvez sinceras, en vista de la conducta que observaron mas tarde. Puede ser que sus protestas de adhesion i fé tenian en el fondo un fin

  1. Enrich l. c. II p. 120.
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