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egoista, cual seria el de obtener la alianza de los españoles contra sus enemigos los poyas. El carácter artero e inconstante, que es peculiar a todos los indios de la América, esplicaria esta falta de lealtad.

Sea como sea, el padre Laguna no dudó un momento de su sinceridad. La invitacion que acabaron de hacerle, le brindaba la solucion del problema, pendiente desde treinta años, de renovar la mision del ilustre mártir Mascardi, el cual en lugar de alejarse en el trascurso del tiempo, se imponia cada vez mas. Se apoderó de él un entusiasmo estraordinario; su primera carta refleja con vivos colores esta condicion de su ánimo, que le hacia arrastrar todos las dificultades que se oponian a la realizacion de este ideal.

Quiso la casualidad que recibiera por el mismo tiempo de sus superiores el nombramiento de vice-rector de la mision de Chiloé i la órden de trasladarse a Santiago para su admision al cuarto voto, es decir, al grado mas elevado e íntimo, que la Órden concedia a sus miembros. Hallándose perplejo sobre el modo como conciliar estas diferentes obligaciones, se vió favorecido por la circunstancia de estar listo en Chacao un buque para hacerse a la vela con destino a Valparaiso. Este buque habia hecho ya varias salidas, siendo rechazado cada vez por los vientos contrarios. Una vez que Laguna se embarcó, tuvo viento en popa, de modo que llegó a la capital en solo quince dias.

Impuesto el padre provincial de sus designios, los aprobó i le prometió apoyarle en su ejecucion por todos los medios que tuviera a su alcance.

Quedaba la dificultad de obtener la autorizacion del gobernador Francisco Ibañez de Peralta, quien era contrario a la apertura de nuevas misiones, sea en vista de haber tenido que abandonarse algunas por no poder sostenerlas, sea porque el tesoro del reino se hallaba agotado. En esta situacion hizo cierto voto espiritual a favor de la persona del gobernador para el caso que le concodiera la licencia. Ibañez, persona mui relijiosa, que entró mas tarde a la órden de los jesuitas, se halagó con los bienes celestiales ofrecidos i le recibió, bien concediéndole en el acto el permiso requerido.

La satisfaccion de Laguna fué inmensa. Poniendo luego mano a lo obra, se alistó para el viaje tan distante i para la fundacion de la mision, llevando para este objeto un ausilio de mil pesos i las alhajas para la iglesia, obtenidos como limosna de los vecinos piadosos de Santiago.

Laguna salió en noviembre de 1703 para la mision acompañado del P. José M. Sessa [1]. Nos dá una idea de las penalidades i dificultades de

  1. Damos las fechas de la salida i llegada en conformidad con la indicadas por el autor en su carta auténtica. Estas fechas se hallan, sin embargo, en colision con la de un viajo emprendido a Chiloé un mes despues de haber llegado a Nahuelhanpi, segun tendremos que referir luego. Olivarez apunta para la salida de Santiago el 23 de Agosto i atribuye al viaje la duracion de cuatro meses. Hai en eso una discordancia que no es fácil aclarar.