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partida por el ahujero del Evillon, la que cogieron para trahermela y se les perdió. Despues de los dos cerros ácia el Sur vieron una laguna que parecia mar, (puede ser el orizonte de la pampa quando está claro). Anduvieron un dia ácia los cerros colorados, y por falta de agua, y temer encontrar gente se retiraron. Havia muchos Huanacos y Venados [1] y en medio del monte quemado hallaron un Venado abrasado del fuego, y las astas estaban a medio quemar. Esta fué la relacion que dieron. Se aseguró la canoa en la segunda laguna, y a las dos de la tarde nos embarcamos los doce en la pirahua de ocho varas y media y poco antes de ponerse el sol llegamos al lugar en donde estaba la otra en la que se havian retirado los ocho. Durmimos allí y a la mañana siguiente (dejando aseguradas las canoas) [2] tomamos el viage para la playa, y tardamos quatro dias


    ban relaciones comerciales con los españoles de una a otra costa, porque parece que los indios no entendian el arte de curtir.

  1. Nos hemos ocupado ya de estos bonitos animales de caza, que son desconocidos en la costa de Chiloé. Es probable que los venados sean los güemules de la Cordillera austral. Fueron observados ya en 1558 por el célebre navegante Juan Ladrilleros, quien mató quince en la punta de los Venados, que debe a ellos su nombre [n 1]. En nuestra época fueron dados a conocer primero por el señor Enrique Simpson, el benemérito esplorador del archipiélago de los Chonos. La noble amazona inglesa Miss Florence Dixie, que hizo una escursion de paseo a la Patagonia austral a principios de 1879, fué sin duda la primera señora que cazó uno de estos ciervos. La simpatía que ellos le inspiraron por sus elegantes formas i su mansedumbre, la hicieron desistir de cazar mas.
  2. Seria interesante saber si existen todavia restos de estas embarcaciones. Teniendo presente que han trascurrido mas de 108 años desde aquella época, es difícil que se encuentren, vistos los cambios de las aguas i de las arenas, que habrán sucedido en un lapso tan largo de tiempo. En cuanto a la descomposicion sola pueden resistir largos años en atencion a que son de alerce i de palos enteros, que duran mucho segun vimos arriba. En circunstancias análogas el que escribe estas lineas halló pedazos grandes de una piragua construida por Menendez sesenta i dos años ántes, siendo que era de coihue o raulí, es decir de una madera que dura ménos que el alerce. No es del todo imposible pues que se hallen frag-

  1. Miguel Luis Amunategui, La cuestion de límites, t. I, p. 439.