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Vida de Lord Byron
PRIMERA PARTE.
Paseábame ayer, cuando se ponía el sol, por los inmensos espacios de Hyde-Park, y paseábame recordando mis recientes visitas al Lido de Venecia, á la bahía de Nápoles, ó volviendo mis ojos, humedecidos por las lágrimas, á los lejanos horizontes de Cádiz, donde las aguas y los cielos se confunden amorosos en una fiesta de colores, y á los bosques de Elche, donde las palmas, agitadas por las brisas marinas, componen melancólica melodía unísona, digna del desierto. Cuán diversos estos paisajes del paisaje inglés, tantas veces descrito por grandes poetas y nunca comprendido sino por la experiencia de la propia vista. El suelo es verde, espon-