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VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

En verdad que no puede pedirse mayor gallardía: Rizal habla en nombre de Filipinas, no con la sumisión que demandaban de los hijos de aquel país los españoles, sino como un aliado que lo es por su propio gusto: somos dos pueblos, somos dos razas; somos tanto como vosotros, y por lo mismo queremos lo que vosotros. ¿Se nos niega aquello que creemos merecer? … ¡Mirad el porvenir! … ¡Las circunstancias del presente no pueden ser eternas! Ningún filipino, y menos en presencia de españoles conspicuos, se había atrevido á decir nada semejante. Rizal quería que se mantuviese la unión de España y Filipinas; pero exigía, para que esta unión pudiera prevalecer, que los filipinos tuviesen idénticos derechos y privilegios que los españoles. Vivir de otro modo lo conceptuaba mengua de la dignidad de su raza, y él no pasaba por semejante vilipendio.

Cuando á mediados de 1885 se vió licenciado en Filosofía y Letras y doctor en Medicina, con un buen bagaje de conocimientos, sabiendo no poco inglés, bastante alemán y mucho francés, salió de España para realizar su sueño dorado: ver mundo, ejercitarse en los principales idiomas europeos y ensanchar considerablemente la esfera de sus conocimientos. Antes de transponer la frontera había ya hecho una breve excursión por Valencia y Andalucía. Tenía veinticuatro años y, según el Sr. La Serna, era «bajo, muy moreno, con la amarilla palidez que produce ese sol tropical que marchita todas las mejillas; algo cargado de hombros»; pero leyóse siempre en su fisonomía, sobre todo en la fijeza de la mirada, que era un verdadero pensador.


III


De la estancia de Rizal en París apenas se sabe otra cosa sino que allí se dedicó á la especialidad de las enfermedades de la vista al lado del notable oftalmólogo M. Wecker[1]. Mas no fué esto lo único que le llevara á residir en la gran capital, no sin razón llamada «el cerebro del mundo»; Rizal deseaba á toda costa perfeccionarse en


    Madrid, año de 1884, y reproducido en el folleto Homenaje á Luna. [Publicación de D. José Rodón y Abella, catalán.] Madrid, Imp. de F. García Herrero, 1888; págs. 97-104. — Después de Rizal, hablaron: López Jaena (que se desató contra la teocracia), Govantes, Cárdenas, Del Val, Nin y Tudó, Más (pintor valenciano), «otros oradores filipinos», Azcárraga, Luna (para dar las gracias), Regidor, Fernández Labrador (cubano), Labra, Azcárraga (por segunda vez), Morayta, Rodriguez Correa y Moret (que resumió). — El banquete terminó á las doce de la noche. — Paterno, que había sido el principal organizador, se excusó de brindar.

  1. La Independencia; La Democracia; Rizal: números citados.