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VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

El P. Font, que tuvo siempre á gala blasonar de patriota[1], cometió la imprudencia, contra el consejo de los que optaban por no dar importancia á la novela, de mandar imprimir su censura, y así lo hizo, subrepticiamente… Y circularon copias impresas del dictamen, y acreció más y más el interés de conocer la obra pecaminosa de Rizal, que sin este reclamo no habría sido tan leída como fué, y tanto más discutida cuanto más leída; extendiéndose con ello la línea divisoria que deslindaba á los españoles exaltados de los filipinos amantes del progreso de su tierra. ¡Pues qué!, decían éstos: ¿se reputa lícito que uno y otro día, y así años y años, los españoles escriban contra nosotros toda suerte de injurias y calumnias, y no ha de serlo que, por una vez, un filipino les diga á los españoles las verdades del barquero? La novela de Rizal era filibustera, porque la subscribía un filipino; hubiérala subscrito un español —y hay muchos que no tendrían en ello inconveniente,— y se la habría calificado de otro modo. El español podía decir cuanto le viniera en gana; el filipino, no[2]. La resonancia del libro llegó hasta España. ¡Pero cómo llegó!… Del Noli me tángere hablóse en el Senado, y ni el señor senador que lo sacó á relucir para anatematizarlo lo había visto por el forro, ni el ministro de Ultramar tampoco: éste se limitó á encogerse de hombros… Precisamente nuestro Ministerio de Ultramar ha solido ser refugio de literatos: Rodríguez Rubí, Ayala, Balaguer, Núñez de Arce… grandes literatos… que desconocían las producciones literarias de los nacidos en Ultramar.

Por Junio de 1888 entablóse largo y empeñado debate en el Senado á propósito de cierta manifestación que el 1.º de Marzo de dicho año había habido en Manila, en contra de los frailes y señaladamente del arzobispo Payo. Se experimentaba entonces en el Archipiélago un gran malestar político. El leader del debate fué (¡cosas de nuestro país!) el general Salamanca, profano completamente en la materia, aunque gran patriota, á la manera que aquí se ha venido entendiendo el patriotismo, que tenía por lema: ¡garrotazo y tente tieso! Intervino para alusiones el Sr. Vida, que habló varias veces, y entre otras cosas dijo en la sesión del 11 del citado Junio:


  1. Patriota de los de chin, chin, como lo hemos sido, por desgracia, casi todos los españoles; que no éramos patriotas, sino patrioteros.
  2. Costa ha repetido hasta la saciedad la frase: país de eunucos; Unamuno ha pronunciado esta otra: pueblo de cobardes. Pero ni Costa ni Unamuno han nacido en Filipinas. Por lo demás, no se olvide que un diplomático español (D. Sinibaldo de Mas), en 1842, proponía oficialmente al Gobierno que concediese la independencia á Filipinas. Rizal, sobre no haber dicho cosas tan graves, nunca mantuvo, en ninguno de sus escritos, la tesis separatista.