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W. E. RETANA

Aunque los asuntos de su pueblo, las visitas profesionales y los deportes le absorbieron mucho tiempo, quedóle aún el suficiente para rendir culto á la literatura, y en Calamba realizó varios trabajos: tradujo del alemán al tagalo poesías varias, y el célebre drama Guillermo Tell, de Schiller, del aleman asimismo.

El día 1.º de Marzo de 1888, á los veintisiete de haber abandonado Rizal el suelo filipino, verificábase en Manila un acto de verdadera transcendencia: la célebre manifestación que motivó el debate en el Senado, por iniciativa del general Salamanca. Aquel acto, que creemos conocer profundamente, puesto que hicimos un detenidísimo estudio de la causa, pudo[1] haber estado inspirado en las teorías divulgadas por Rizal; pero ni éste tuvo la más mínima participación, ni, en último término, la instancia en que se pedía el extrañamiento del arzobispo Payo y la extinción de los frailes en las Islas Filipinas era separatista en el recto sentido del vocablo. Preciso es reconocer que había infinidad de hijos del país (y aun no pocos peninsulares) que no querían á los frailes, porque los consideraban un estorbo de todo progreso. Ahora, si la supresión de dichas corporaciones había de traer por consecuencia, más o menos pronto, la separación de Filipinas, esa es una cuestión que debe discutirse aparte. Si la Metrópoli mantenía firmemente el principio fundamental de que la Colonia no podía subsistir, para España, sin los frailes, y los filipinos ilustrados mantenían firmemente lo contrario, una de dos: ó éstos se veían en la necesidad absoluta de soportar de por vida lo que les era de todo punto insoportable, ó de pasar por filibusteros, si exteriorizaban sus quejas contra una institución que con toda su alma aborrecían. La lógica castila de añeja cepa discernía de este modo: es así que España-reconoce y proclama que el fraile en Filipinas es el más firme sostén de la integridad de la Patria; es así que tú, filipino liberal, quieres suprimir al fraile en Filipinas: luego tú, filipino liberal, eres enemigo de la integridad de la nación española; eres filibustero,


    aunque se dará otro aparente pretexto, tendrá en realidad el mismo fin. Entre los que salian del lunch he oído asegurar que esta noche se celebrará una cena conmemorativa en un local reservado de una población vecina. — Puente
    Todo esto quedó «impune»: nadie fué á la cárcel; nadie fué desterrado; nadie se vió en la precisión de abandonar el suelo de Cataluña.

  1. Ni esto concedemos. La manifestación de 1.º de Marzo de 1888 fué cosa exclusiva del abogado de Manila, célebre por su actividad, don Doroteo Cortés, antiguo y calificado enemigo de los frailes; hombre de alguna fortuna, atesonado y enredador peligroso. — Véase nuestra obra Avisos y profecías, Madrid, 1892; la segunda parte, págs. 155-367, está consagrada integramente al examen de las catorce piezas de la causa. En aquellos miles de hojas, ni por casualidad se halla una sola vez, para nada, el nombre de Rizal.