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W. E. RETANA

Senado; luego el Sr. Pando en el Congreso, y poco después lo fué el ya mencionado reverendo Padre Font, que en los comienzos del año 91 reimprimió, sazonándolo con frases despectivas é injuriosas, su patriótico informe, difundiéndolo á granel[1]. Y no cuento al notable estilista Pablo Feced (Quioquiap), porque éste no atacó nunca de frente á Rizal, si bien dijo de las razas filipinas el mayor cúmulo de horrores que se pueden concebir, en sus tan leídos artículos de El Liberal madrileño, muchos de los cuales agavilló y sacó nuevamente á luz en el tomo intitulado: Esbozos y pinceladas (Manila, 1888[-1889]); ni me cuento á mí tampoco, que jamás puse en solfa la persona de Rizal, aunque sí su novela, que critiqué en algunos artículos festivos[2]; crítica enderezada á probar principalmente que Noli me tángere, como obra literaria, no vale gran cosa.

A los folletillos del P. Rodríguez contestó Rizal con uno del mismo tamaño, sin pie de imprenta [Barcelona?, Imp. de Fossas?], fechado en 1889, con el título: La Visión de Fr. Rodríguez; pieza tan rara (á lo menos en Europa) como interesante, subscrita con el pseudónimo de Dimas Aláng, y la que el Autor da una soberana lección al agustino; no solamente de piedad cristiana, sino de latín, textos sagrados, etc., etc.Rizal, que había hecho un profundo estudio de la Biblia en su texto original, ó sea en hebreo, así como de los tres Evangelios escritos en griego, luce su erudición y deja tamañito al fraile, á quien acaba de apabullar con preciosas citas del propio San Agustín, para probar que la invención del Purgatorio es relativamente moderna. Este opúsculo de Rizal debe considerarse como uno de sus trabajos más notables, siquiera estuviese poco afortunado en las pinceladas satíricas con que al principio y al fin quiso amenizarlo. Á Fr. Rodríguez se le presenta San Agustín, quien después de atizarle unos cuantos baculazos, le espeta una substanciosa reprimenda, calificándole de ignorante, embustero, embaucador, etc. Y hablando en nombre de Dios, repite lo que le ordenó el Omnipotente:

«—Ve al mundo y di á los que se llaman tus hijos, que Yo, que he creado los millones de soles en torno de los cuales giran miles de mundos, habitados cada uno por millones de séres creados por Mí en mi bondad infinita, no quiero servir de instrumento á las pasiones mezquinas de unas cuantas criaturas, precisamente no las más per-


  1. Véase el folleto: Filipinas: Problema fundamental, por un Español de larga residencia en aquellas Islas: Madrid, Aguado, 1891. Blumentritt publicó inmediatamente otro folleto, con idéntico titulo (Barcelona, 1891), refutando el del P. Font, á quien demuestra que estaba en el a b c de las materias coloniales de que trata en el preámbulo.
  2. Publicados en mi revista La Política de España en Filipinas, de Madrid, en el tomo correspondiente al año 1892.