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W. E. RETANA

filósofo. Pásale á Rizal como historiador lo que como novelista: prueba demasiado. El prejuicio sistemático con que todo lo ve y todo lo juzga, desvirtúa su trabajosa labor, enderezada á demostrar lo indemostrable: que los indios de antaño valían más que los de hogaño; que los conquistadores ahogaron en flor una civilización pujante, que de haber seguido adquiriendo desarrollo, hoy los filipinos serían muy otros que lo que son. Para los eruditos un tanto pensadores no puede ser un secreto que el establecimiento de los españoles en las antiguas Islas del Poniente fué, por lo oportuno, providencial; fué la salvación, para la Humanidad civilizada, de todas las razas que actualmente descuellan sobre esas otras, gemelas suyas, á quien el Mahometismo ó el Gentilismo tienen sumidas en la barbarie. ¡No, y cien veces no! Medítese un poco; estúdiese la dirección de la corriente propulsora malayo-mahometana: si los españoles no llegan á Filipinas con la oportunidad que llegaron; si hubiera transcurrido un siglo (acaso menos habría bastado) sin que una nación europea fanática, tan fanática como la española, hubiese esparcido allí la semilla de otra civilización, los bisayas y los luzones hubiéranse hecho moros[1]: y ¿qué pasaría hoy? — ¡Hable Mindanao; hablen los grupos de islas de Joló y Táui-Táui!…

Rizal, tan filósofo, tan dado á penetrar en la entraña de los pro-


  1. Muchas son las autoridades que podíamos citar en apoyo de este aserto; sólo consignaremos dos, de entre las varias que no mencionan los filipinistas modernos, que fueron desconocidas de Rizal:
    «Ay en esta isla [Manila] y en la de Tondo muchos mahometanos, aquienes se les auia pegado la secta por la contratacion, que tenian en Burneo. Los quales auiendose casado en las Islas, y auecindadose en ellas, se la auian pegado, y enseñado, dandoles cartillas, ceremonias y forma de guardarla. Y assi muchos de la Isla [de Luzón] començauan á ser Moros retajandose, y poniendose nombres de Moros; y cundia el cancer tan de priessa, que á tardarse mas la llegada de los españoles todos fueran oy Moros, como lo son ya todos los Isleños que no estan en el gouierno de las Philipinas» —Fr. Juan de Grijalva: Crónica de la Orden de N. P. S. Augustin: Mexico, 1624; fol. 138.
    Más antigua y menos conocida aún es esta otra fuente:
    …«se han enseñoreado [los mahometanos] de la parte septentrional de la Somatra de dozientos, o poco mas años á esta parte, valiendose primeramente del comercio, luego de los casamientos, y vltimamente de las armas. Passando adelaute han ocupado la mayor parte de los puertos de aquel inmenso Archipielago, señores de la ciudad de Sunda en la Iaua mayor, posseen la mayor parte de las Islas de Banda y de Maluco, reynan en Borneo y en Gilolo, y auian entrado hasta Luzon Isla nobilissima entre las Filipinas, y edificado ya en ella tres poblaciones… Y si no se les opusieran los Portugueses en la India y en el Maluco, y despues los Castellanos en las Filipinas; y no hubieran con las armas y con el Evangelio atajadoles el passo, y cortado el hilo a su corriente, sin duda poseyeran el dia de oy infinitos Reynos de aquel Leuante»… —Fr. Jaime Rebullosa: Historia Eclesiastica… sacada de las relaciones de Juan Botero Benes: Barcelona, 1610. (En el colofón: 1608.) Folio 132.