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W. E. RETANA

filipinos instruidos han proscrito las reglas ortográficas que durante siglos enteros habían sostenido los filólogos frailes, para adoptar las reglas preconizadas por Rizal, que consisten principalmente en el empleo de la k y de la w, en la supresión de la z, etc.

Pero como mejor se prueba la influencia de Rizal, en el corazón de sus paisanos, es con lo acaecido á raíz de la muerte (en Barcelona, el 19 de Agosto de 1890) de D. José María Pang̃aniban y Enverga, tagalo, compañero y admirador de Rizal, alumno aventajadísimo que había sido de la Facultad de Medicina de Manila, que había venido á España á ampliar sus conocimientos. La Solidaridad del 30 de Septiembre del mismo año consagró á la memoria de Pang̃aniban un verdadero homenaje, publicando pensamientos de muchos de los filipinos que vivían en Europa. La lectura de esos pensamientos, que ofrecen en conjunto toda una escuela política, de cuya existencia no hacían nada por enterarse nuestros gobernantes, dice bien claramente cómo los filipinos se hallaban infiltrados de los sentimientos é ideas de Rizal. Trasladaremos algunos; merecen ser conocidos:

«¡Lágrimas de amargo llanto arrancó de los corazones tu muerte! — Pero esas lágrimas se tornarán en preciosas pertas, para con ellas comprar el consuelo y la dicha de la patria que te llora. —Kalipulako»[1].

«Tú has muerto á temprana edad; pero vivirá para siempre tu recuerdo, y serás modelo de tus paisanos. Tus ideas, tus convicciones quedan esculpidas en nuestros pensamientos, y los defenderemos con toda la energía de nuestra alma, como tú, con empeño y ardor. Nunca olvidaremos aquel tu célebre pensamiento: Desechemos preocupaciones de antaño; nuestros trabajos, por más insignificantes que fuesen, son un grano de arena que aportamos al levantamiento del grandioso edificio de nuestra queridísima patria. —Santiago Icasiano

«Luchaste por la regeneración de tu patria, esclava de la teocracia, y luchando te sorprende la muerte. Mientras la batalla sigue entablándose con mayor encarnizamiento, adornen la fosa de tu sepulcro las flores regadas con las lágrimas de tus compañeros. —Enrique Magalona

«La amistad llora tu muerte; pero el patriotismo acoge como un precioso legado la memoria de tus virtudes. —Marcelo H. del Pilar

«Faltóle la vida cuando no era más que una feliz esperanza. En los impenetrables misterios del sepulcro, en las transformaciones sublimes de ultratumba, ¿resucitará la esperanza convertida en realidad gloriosa? ¡Nadie lo sabe!… Yo confío. —Moisés Salvador»[2].


  1. Pseudónimo de D. Mariano Ponce; pseudónimo lleno de intención, porque Kalipulako era el nombre del régulo de la isla de Mactan, donde halló la muerte, en lucha con los indígenas, Magallanes, descubridor del Archipiélago Filipino. Evocar el nombre de aquel régulo vale tanto como evocar al debelador de los invasores de raza europea.
  2. Una de las figuras principales de la Masonería nacionalista.